El tic-tac económico social
Por: Fernando Luis Egaña
Maduro y Rodríguez Torres anuncian que sacarán a la calle a miles de efectivos militares para –supuestamente– combatir el hampa soberana. Pero esa no parece ser la verdadera razón, porque tan masivo despliegue de la FAN lo que buscaría es impedir que el agobio socio-económico se convierta en explosión popular.
Y sobre todo en Caracas, ya que en diversas regiones del país la actual oleada de protesta y conflictividad social ya se manifiesta con creciente intensidad. En otras palabras, se trataría de una especie de «pre-plan Ávila», o de un adelanto del de por sí preventivo plan Ávila, para evitar que en la capital se repliquen y potencien las expresiones de agudo malestar.
Y es que la situación económico-financiera es de corte catastrófico y eso no sólo lo pueden apreciar los especialistas que examinan las cuentas y las estadísticas del ramo, sino cualquier persona que vaya al mercado y se tope con la abrumadora escasez y la descontrolada inflación. Y mientras tanto, Maduro se encadena para “informar” que vamos en camino de volvernos una gran potencia socialista…
Tales realidades, por cierto, son mucho más alarmantes que las padecidas por Venezuela y los venezolanos a comienzos de 1989. Amen del ambiente general del presente, signado por la violencia, la debacle de los servicios públicos y la espesa incertidumbre. Y si bien se sabe lo que ocurrió entonces, lo que pueda ocurrir ahora es de pronóstico reservado.
Y valga una justa observación: aquella fue una época de vacas flacas petroleras a nivel mundial que afectó severamente a nuestro país, y ésta es de vacas gordas petroleras, o más bien obesas por el precio del petróleo en más de 100 dólares, que los gobernantes rojos han malbaratado de una manera francamente criminal.
Ello añade insulto a la herida de los padecimientos sociales que vienen cayendo sobre el conjunto de los venezolanos, y respecto de los cuales y de sus efectos, se encuentra tan temeroso el régimen imperante. Y tienen motivos para estarlo porque la indignación se extiende y profundiza ante la descomunal estafa que le ha sido perpetrada a la nación.
El desabastecimiento de comida, medicinas y otros productos básicos de necesidad general es, sencillamente, brutal. Las colas y el racionamiento están a la orden del día, incluso para conseguir gasolina. La galopante devaluación está derritiendo el valor adquisitivo de los salarios, porque todo lo importado se coloca al valor del dólar paralelo.
Y ojo, en la “Venezuela bolivarista del desarrollo endógeno”, casi todo es importado, ya que el aparato productivo nacional, tanto industrial como agro-pecuario, ha sido desbaratado por acciones y omisiones del delirio gubernativo. Y si encima se despalillaron las divisas en regaladeras, comisiones y taquillas, entonces las consecuencias no son difíciles de suponer.
El tic-tac socio-económico está sonando más fuerte y más rápido. Pero Maduro y compañía no saben qué hacer, aparte de mentir y tratar de atemorizar con la fuerza del poder.
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