Eléctricamente viral 2

Por: Ramsés Uribe…

Guerra eléctrica. La bonísima tierra de playas mágicas e infinitas con sus respectivos cocoteros elevados esperando al turista ausente por una veintena de años, son escenarios calientes de un conflicto energético. Es un pleito no declarado para los que nunca leen o acostumbran a ver noticias desde el año 2000; es bueno recordar que ya nuestros buenos amigos teólogos del Centro Gumilla nos advirtieron con suficiente antelación del inicio del descalabro eléctrico nacional. Lamentablemente la mayoría de la población hizo caso omiso y no tomó las precauciones del caso: comprarse su planta eléctrica portátil para instalarla en casa como un nuevo electrodoméstico más como  el televisor o el microondas. Tampoco nos dijeron que había que guardar muchos dólares en lugar de gastarlos en el odiado imperio catire, sobretodo en Miami. Menos nos advirtieron que juntáramos leña a grandes lotes para el invierno eléctrico y gasífero que se avecinaba. Don Arturo Uslar Pietri, preocupado por el país, advirtió y profetizó en 1998, que si triunfaba Chávez, la gente haría largas colas para recibir sopas calientes. No se equivocó, aunque se  quedó pequeño en sus proyecciones por la gigantesca destrucción del país a manos de unos pocos bandidos de gorra rojiza.

Sin previo aviso, caen las bombas telúricas del apagón sobre los techos indefensos agujereados por el ataque constante  del flagelo impenitente de la nave acorazada azul de Ogroeltrec. Deja a su paso una triste desolación de oscuridad total a muchas familias y a toda ciudad o pueblo, incluso en pleno día soleado.  La gente ha debido cambiar drásticamente su rutina diaria por causa de las fallas eléctricas. La mayoría han tenido que levantarse o activarse cuando llega la energía eléctrica y sacarle el mayor provecho a las escasas 2 horas de luz eléctrica. En ese momentico se aprovecha para cargar celulares apagados, ver alguna película breve, cocinar uno que otro platillo  del menú diario para comer alguna porción caliente y bien cocida.

Los pobres y sufridos vecinos intentan protegerse del masivo y pérfido ataque eléctrico sin tener éxito alguno. Unos, los más platónicos y soñadores, intentan cazar pedazos de sol y llevarlos cautivos a sus casas; pero al pasar las horas, estos van desapareciendo hasta darle paso a las tinieblas.

Algunos emplean pañitos de agua tibia contra la oscurana encendiendo velitas de cumpleaños o velones camastrones que al final de cuentas se derriten dejando entrar la noche fría. Están los que activan sus linternas en sus celulares pugnando por ver algo en la casa para no tropezarse. Los más osados prenden lámparas de emergencia guardadas desde hace años y adquiridas en la hermosa y añorada cuarta república. El inconveniente es que su duración no excede las 4 horas y la oscuridad puede llegar hasta las 18 horas. Tal vez ya mismo ´nos quedamos cortos y estén rondando las 20 o 22 horas. ¿Será posible que éste indeseable horror pueda llegar a las 24 horas?.  ¿Podremos llegar a confundir o equiparar la noche con el día? Si esto llega a ser una cruel realidad, en qué quedaría la produccioncita laboral. A lo mejor se trabajará una minguita semanal; un ratico de 2 segundos, lo que tarda un suspiro. Al parecer éste es el preámbulo de otra edad medieval. ¿Puede acontecer que de la frontera venezolana hacia afuera estemos en el siglo 21 y hacia adentro se viva o sobreviva en el siglo XIII en pleno medioevo?. Dios quiera y jamás llegue ese día.

Hibernación forzada. Esta situación tan molesta y grotesca está cambiando la biología del venezolano. Se ha iniciado una mutación social neurológica: apareció la hibernación colectiva. Este fenómeno novísimo entra en la escena criolla sin la menor resistencia del colectivo. No fue necesario llegar a un consenso por mayoría simple. La gente está durmiendo en las horas en que debería estar despierto, activo en la chamba productiva, no en la cueva sin flujo de electricidad.

Ahora los humanos están compitiendo con los osos pardos y negros. ¿Cuál está durmiendo más horas seguidas? Se sabe que los grandes gigantes peludos con sus oseznos dormitan a pata suelta por varios meses todo el invierno  hasta que llega la primavera. El venezolano duerme toda la noche y si no lo llaman puede seguir la dulce jornada hasta un tiempo indeterminado. Los investigadores podrían efectuar sendos estudios para precisar si los ciclos circadianos de los merideños y de los otros muchachos de otras regiones se han alterado y hasta qué punto.  ¿Quién sabe con qué resultados sorprendentes nos encontraríamos?. Esperemos que se consigan venezolanos resilientes con gran autoestima y fuertes a pesar de la mala racha del país. Endurecidos por la resistencia al caos. En ese sentido, hay que seguir exigiendo pacífica y democráticamente a los entes gubernamentales competentes, el restablecimiento de los derechos humanos vulnerados como el acceso al servicio eléctrico, para lograr  una vida completa y digna con el consuelo y firme apoyo del Padre Celestial, así lo prometen las Sagradas Escrituras en el Salmo 55:22, “Echa sobre Jehová (Dios) tu carga, y él te sustentará: No dejará para siempre caído al justo”. 

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