En el año 1873 llegó por primera vez la luz eléctrica a Venezuela, en el 2020, se fue

La revolución acabó el sistema eléctrico nacional

Cuanta la historia que el 28 de octubre de 1873, Venezuela conoce por primera vez la luz eléctrica. Fue en la ciudad de Caracas cuando el químico Vicente Marcano, científico venezolano muy destacado del siglo XIX, utilizó un dinamo impulsado por una máquina de vapor para iluminar la Plaza Bolívar. 147 años han pasado desde aquella fecha y después de ser uno de los países más iluminados y con uno de los mejores sistemas eléctricos de América Latina, en este 2020 la luz eléctrica se fue del país. Es la triste pero patente realidad. La mayoría de los Estados padecen de cortes eléctricos de hasta 20 horas seguidas. Los ciudadanos se preguntan ¿hasta cuándo durará el azote, el castigo, el irrespeto a los derechos que como habitantes, tenemos o deberíamos tener? Lamentablemente, la respuesta de los expertos en la materia no es alentadora, y se puede resumir en que toda la infraestructura necesaria para producir energía, colapsó por falta de mantenimiento e inversiones que se tendrían que haber hecho siempre, sin descuidarse ni un segundo. Supuestamente, esa es una de las causas esgrimidas para el desastre eléctrico que estamos soportando y que lejos de dar señales de mejoría, se extiende con su manto de oscuridad y desconcierto por todas las regiones de nuestra extensa geografía.

A punta de llegues.

Una expresión muy criolla es decir, cuando algo queda medio arreglado es: “lo hice a punta de llegues”. Así, más o menos, se están resolviendo las miles de fallas que se presentan a diario en las diferentes plantas eléctricas regadas por Venezuela. Más bien, los trabajadores de Corpoelec son como unos magos que logran solventar “a punta de llegues”, muchas situaciones adversas que se producen, pero no es fácil, sin repuestos, herramientas, equipos de seguridad, cascos, así y todo, estos trabajadores, a veces temerarios, se encaraman en una torre de electricidad para tratar de arreglar un desperfecto.

¿Dónde están los responsables del desastre eléctrico?

Pero, lógicamente sí hay responsables, personas que le fallaron a su investidura de ministros y a la nación. Aunque para algunos personeros oficialistas los responsables de este caos sean, entre otros: reptiles perniciosos, como las iguanas, alguno que otro pájaro agorero, guerras cibernéticas, o las sanciones impuestas por los Estados Unidos. En fin…muchas excusas, ningún responsable. Los venezolanos saben quiénes son, pero ya lo “destruido, destruido” queda, y ahora hay que buscar las maneras de sacar a Venezuela de la oscuridad reinante en los pueblos, aldeas, ciudades, y en la vida de las personas que ya no soportan más este juego macabro e ignominioso “se va la luz, llega la luz”. Nuestros aparatos eléctricos sufren la inclemencia de los cambios de voltajes. Las familias no pueden cocinar porque tampoco hay gas, y han tenido que volver a la práctica, que creíamos superada, de preparar sus alimentos en fogones, a la leña, muchas veces improvisados, cuestión que trae graves consecuencias no solamente para la ecología de una región por la tala indiscriminada de árboles, sino también para la salud de quienes cocinan de esa manera rupestre porque el humo, a la larga enferma las vías respiratorias.

Venezuela regresó a la edad media.

Caminar en la madrugada o cuando ya empieza a caer la noche, por cualquier lugar de Mérida o de sus alrededores, produce miedo y escalofríos. No hay gente en las calles. La soledad de la ciudad se siente pesada, casi siniestra. Dentro de las casas, se filtra por las rendijas de las ventanas la tenue y titilante luz de alguna vela, no muchas, porque están carísimas. Es una vida entre tinieblas que oculta los rostros sombríos por la incertidumbre de sobrevivir en un país otrora luminoso que ahora transcurre entre pandemia, cortes eléctricos, sin gas, gasolina, ni agua. Un país sumergido en una profunda crisis económica, política, social, y sobre todo moral. Nos preguntamos ¿es que a los responsables de este desastre eléctrico no les da pena o remordimiento ver como naufraga una población entera en un mar de problemas que cada día son más apremiante?

Pese a la represión la gente está protestando.

La represión de los cuerpos de seguridad del Estado, es claramente manifiesta ante cualquier mínima protesta de un pueblo que intenta pedir alguna reivindicación. Son tantos los motivos que en este momento tienen las personas para salir a la calle y clamar por: electricidad, gas, gasolina, medicinas, alimentos, que en los últimos días las cacerolas han vuelto a sonar con fuerza, y se han producido disturbios en diversas regiones del país.

El gobierno ha mostrado sin dilación su fuerza militar para acallar las voces de protesta, pero, lo ideal sería que esa misma capacidad de respuesta se diera para solucionar los múltiples problemas que ahora sufre la población.

La coerción y la violencia no solucionan la gravísima e inenarrable situación del país. «No hay camino para la paz, la paz es el camino»: decía Gandhi, pero no puede haber paz si los habitantes de un país no cuentan con las condiciones mínimas para tener una vida digna.

Necesitamos más que un dínamo para que la luz vuelva a iluminar a Venezuela, pero la voluntad y la fe pueden ser esa fuerza que requerimos alumbrar nuevamente nuestras vidas.

Redacción. C.C.–30-9-2020