El título de esta reflexión de este miércoles de Ceniza 2025, presenta este grupo de palabras, en lo secreto. Con él subrayamos las seis veces en que la palabra secreto comparece en los versículos del capítulo 6 del evangelio de Mateo, leído en la eucaristía hodierna.
La otra fracción del título, “somos alentados en la esperanza”, no resaltada en cursiva, nos rememora el llamado de la Iglesia Católica, en la persona del Papa Francisco, en este año jubilar, a ser: Peregrinos de la esperanza.
Por eso, todo ese segmento del texto de Mateo repasado hoy, nos evoca, también nos despabila con acierto, el talento permanente por el cual procuramos el cultivo de la esperanza.
Algunos indican: el más fuerte es el de más talento. Estoy de acuerdo, no obstante, recomiendo, el más fuerte es el que en su talento siempre cuenta con Dios; el que talentosamente sabe y siente al Señor caminando junto a él; el que sabiéndolo y notándolo experimenta que el dolor, aunque esparcido por todas partes, es ocasión de bondad, sin duda, de esperanza.
La limosna en lo secreto, la oración en lo secreto, el ayuno cauto y en lo secreto, nos llevan no a cuestiones prodigiosas que atraen y espantan, sino hacia Dios.
Pero, cuando esas acciones las evidenciamos con exageración en la publicidad, en una desesperada rueda de prensa únicamente preocupada por mejorar o mantener popularidad, nos llevan no hacia Dios, sino a la nada; en efecto, recalca Jesús en el evangelio, ya han recibido su recompensa.
En lo secreto, en donde mejor resguardamos la incolumidad de las buenas obras no nos hacen una seña imperceptible; basta con que abramos bien los ojos del espíritu, miremos hasta dónde tal mirada se expande, y apreciemos: tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará.
Por supuesto, en lo secreto, pueden impedir la límpida mirada del espíritu las malas acciones, el pecado, el deterioro moral, psicológico, físico, provocado al otro. Son desparpajos que nos conducen no a la correcta apreciación de Dios, sino de la nada; nos hacen hostiles a ÉL, y a su convocatoria a la esperanza, a la caridad, a la piedad; y, desde luego, no nos quedemos bajo el efecto de tales irregularidades, destrozados por su aspereza y sin esperar ya nada; veamos que en la primera lectura resplandece esta frase: «enluten su corazón y no sus vestidos» (Joel 2, 13).
En este miércoles de Ceniza y el tiempo de cuaresma ya próximo, tampoco nos limitemos a obedecer y complacer los pésimos sentimientos, o a quedarnos con el estorbo que producen y nos impide clarificar el rostro de Cristo en los que sufren; a los cuales más bien ayudamos, y en lo secreto nos dejan el exquisito sabor de la esperanza.
05-03-25
Pbro. Dr. Horacio R. Carrero C.
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