Es triste, pero es cierto, por ser tan cierto es triste, como dice el poeta, pero aquí en Venezuela los billetes sirven para todo menos para comprar cualquier artículo, pagar el transporte o darle el uso natural de intercambio, que es, cuando un papel moneda vale.
Ante la hiperinflación que sacude el país, aquellos billetes conformados por 8 piezas de 500, 200, 100, 50, 20, 10, 5 y 2 bolívares, perdieron total y completamente su valor, si es que alguna vez lo llegaron a tener. Nadie quiere aceptarlos, y últimamente ni siquiera los de 500, aun cuando el Banco Central de Venezuela incorporó nuevos billetes de 10.000, 20.000 y 50.000 bolívares, esos, aun los reciben, pero a regañadientes.
En Venezuela los billetes pierden valor cada día y son totalmente insuficientes para hacer frente a los gastos cotidianos en una economía con estas características, así que hasta las cosas más sencillas como un pastelito o un pan han de pagarse con tarjeta de débito o a veces incluso mediante transferencia bancaria.
El bolívar tiene tan poco crédito que en muchos lugares no se admite como forma de pago y se le da prioridad a monedas estables como el dólar
“El papel moneda o billete es aquel pedazo de papel que representa una cantidad de dinero. La persona que lo posee puede intercambiarlo por un objeto o servicio de valor equivalente” Pero aquí, y ante la realidad de haber perdido su capacidad de mercado, la gente ya se hizo a la idea,y,o los botan en la basura o se los dan a los niños para que jueguen;también hacen artesanías, tapizan superficies, y últimamente, ante la necesidad de cocinar con leña, los usan para encender las fogatas porque hacen buena combustión.
En consecuencia, el valor real de los bolívares se diluye y los billetes solo son “una solución momentánea y hasta decorativa” ante una crisis que pulveriza el papel moneda.
La devaluación respecto al dólar ha sido de tal magnitud que se requieren aproximadamente tres billetes 50.000 bolívares que es el de más alta denominación en vigencia, para comprar 1 dólar.
Total nuestra economía en tiempos de coronavirus está cada vez más complicada. El poco dinero que tienen los ciudadanos en los bolsillos no alcanza para nada, y si le sumamos el desbarajustes de los precios de los productos, la especulación desmedida y cruel que estamos sufriendo, tocaría decir¿a dónde vamos a parar?
Ahora, el gobierno está concentrado y en combatir los contagios de coronavirus en el país, y tratar de contenerlos imponiendo una cuarentena social preventiva, sin embargo,no hay que olvidar que es muy difícil, casi imposible porque vivir confinado y con hambre es una bomba de tiempo.
El economista y profesor universitario Luis Vicente León dijo en su cuenta de twitter:” Luego de 6 años de recesión, desequilibrios macroeconómicos, pérdida de inversiones, caída de ingreso real, desconfianza, sanciones económicas , aislamiento parcial y crisis política, Venezuela enfrentará la depresión económica mundial por pandemia en peores condiciones que el resto del mundo”.
Lo estamos sintiendo cada uno de nosotros y lo padecemos a diario cuando intentamos que nuestros billeticos nos los acepten, aunque sea para comprar una harina o un caramelito. Si esta situación hiperinflacionaria no se detiene, y no vemos señales de hacerlo, tendremos que seguir sembrando billetes en las matas o usándolos para prender la leña en los fogones.