Es cuestión de conciencia o de contagio

«El miedo mata más que el Covid-19» es una frase muy sonada los últimos días, cuando se habla de flexibilización de la cuarentena.

Puede que usted goce de buena salud y que no tenga ninguna enfermedad que le complique si se contagia de Covid-19, pero aún así sin síntomas usted puede hacer que un abuelo, un niño asmático o una mujer embarazada se contagie.

No conocemos si el más débil está a nuestro lado en un supermercado o en incluso nuestra propia casa (en dónde en teoría estaría cuidándose).

Por eso, aunque suene repetitivo, se debe comprender que nuestra vida como la conocíamos cambió y eso no es porque alguien lo imponga. Es a nivel mundial. Las reuniones por los momentos no son seguras, porque estar a menos de dos metros de una persona puede ser riesgoso.

Un tapabocas no es para protegerlo a usted solamente, es para poner una barrera a las gotas que pueda expulsar y contaminar superficies donde se queda el virus esperando por un huésped.

Lavarse las manos es una norma de higiene que se nos enseña desde pequeños, no se entiende como un adulto tenga que decirle a otro que se lave las manos. La diferencia está en la conciencia de una vida con más sentido de la Seguridad y el autocuidado.

Mantener una vida activa, retornar al trabajo pero de una forma segura es una prioridad porque va a llegar el punto en el que las personas jugarán una ruleta rusa : entre comer y enfermarse. Pero no por desesperación podemos tomar decisiones apresuradas, aquí cabe muy bien el refrán popular «en tiempo de tribulación no hacer mudanzas», se debe entender que es necesario disminuir la exposición al riesgo de los trabajadores, para garantizar una continuidad de negocio.

Nuestro comportamiento cotidiano y organizacional no puede ser el mismo, debe haber un cambio en la cultura preventiva para estar mejor preparados como sociedad.

Esto implica un cambio en la higiene personal, parece algo sencillo que se le enseña a un niño pequeño, pero no podemos obviar que los virus y bacterias se mueven con nosotros, somos su vehículo y los llevamos a donde ellos se sienten felices y cómodos para reproducirse: Nuestro cuerpo.

Un comerciante debe entender que para poder operar tendrá que cambiar su manera de trabajar, porque está en sus manos hacer la diferencia cuando de prevención se trata, porque si entre otras cosas, permite aglomeraciones de gente y no provee de tapabocas ni de solución desinfectante a sus trabajadores, entonces se convierte en parte del problema.

Además de esto, se suma el intercambio de bienes a través de medios convencionales (pagos en efectivo) el cual puede ser una vía de transmisión entre las personas, no es por nada que la Organización Mundial de la Salud recomienda limpiar todo lo que se compre en la calle. Allí es donde hay la oportunidad y posibilidad de hacer que la mayoría de pagos se realicen de forma electrónica, para lo cual se requiere un servicio de electricidad y de Internet óptimo, que tanto necesitamos para la vida diaria.

En general, será cuestión de tiempo el acostumbrarnos a lo que nos viene, hablando a nivel global, otros países ya han flexibilizado la cuarentena, eso todos lo vemos, pero no comprendemos ni el costo que tuvo, ni lo que hay que hacer.

Lo que sí es cierto es que esta enfermedad se quedará con nosotros mucho tiempo, pero no por eso debemos aflojar en la prevención. Hasta que no exista una vacuna o un tratamiento, el riesgo de contagio estará presente.

Nuestro nuevo comportamiento y haciendo los cambios necesarios, se garantiza la protección efectiva y se evita el contagio; porque de nada sirve un excelente sistema de gestión, la mejor infraestructura y contar con Equipos de Protección Personal, si el trabajador, el jefe, el gerente ingresan a la empresa y no cumplen con las normas mínimas de prevención.

Es importante comprender que no sólo el tema de la higiene personal es lo único que cambiará, también la percepción de los riesgos laborales en general.

La aplicación de estas medidas de protección y prevención puede requerir la introducción de cambios  importantes en los negocios y las actividades que realizan diariamente. Para facilitar esta transición, cabe considerar  la posibilidad de reanudar gradualmente las operaciones con la finalidad de simplificar la logística y tareas cotidianas, al menos, al comienzo  del período de reincorporación al trabajo.

Esta medida se aplica especialmente a los cargos que son importantes pero no esenciales, que puedan trabajar desde casa o que se puedan realizar una o dos veces por semana.  El empresario y comerciante en general deberá aprender que no es necesario ver a la persona en el negocio para que cumpla con sus funciones. También podrían realizarse actividades desde casa. Con ello contribuimos a la disminución de personas en la calle, y a la activación de la economía.

Sin duda son bastantes medidas que serán necesarias tarde o temprano, pero es mejor buscar la manera de proteger a los trabajadores, al público en general y con ello a su propia familia. Además de ser un agente de cambio hacia lo positivo pensando en el otro, que tanto nos hace falta como sociedad, como país.

Por Verity González

veritygonzalez@gmail.com