El 1 de octubre es la fecha oficialmente reconocida por la Organización Internacional del Café (OIC) para celebrar el Día Internacional del Café. Su objetivo es promover y celebrar el consumo de café a nivel mundial, visibilizar la difícil situación de los caficultores y fomentar prácticas comerciales justas y sostenibles.
Es un día para agradecer a todas las manos que hacen posible que una taza de café llegue a nosotros: desde el agricultor hasta el barista.
Cuando hablamos de café en Venezuela, Mérida ocupa un lugar de leyenda. La producción cafetalera en esta región andina es mucho más que un cultivo; es una tradición cultural, un motor económico y un símbolo de identidad.
Las características únicas de la región lo hacen tan especial. Los cafetales de Mérida se cultivan en las laderas de la Cordillera de Los Andes, a altitudes que van desde los 1,200 hasta los 1,800 metros sobre el nivel del mar. Esta altitud, combinada con suelos volcánicos ricos en minerales, es ideal para un café de crecimiento lento, denso y con sabores complejos. Además predominan variedades arábigas de alta calidad, como Típica, Bourbon y Caturra. Estas variedades son más delicadas pero producen una taza con una acidez brillante, aroma intenso y balanceado.
Muchos productores mantienen el método de «café lavado», donde se despulpa el grano y se fermenta en agua para luego ser secado al sol. Este proceso resalta la limpieza y los sabores intrínsecos del grano.
El café de Mérida es conocido por su aroma intenso y fragante, con notas florales y a frutos secos; su acidez viva y cítrica, pero bien integrada. Su cuerpo es sedoso y balanceado y su sabor con notas predominantes a chocolate amargo, caramelo, nueces y, en los mejores lotes, toques frutales o a especias.
La zona más famosa y productiva es la Cuenca del Río Chama y sus afluentes. Pueblos y paisajes pintorescos son el corazón del café merideño, Tovar, Bailadores, Zea, Santa Cruz de Mora, Ejido, entre otros. Cada uno de estos microclimas aporta matices distintivos al grano final.
La figura del caficultor en Mérida es clave. En su mayoría, se trata de pequeños productores con fincas familiares (conucos) que miden entre 1 y 5 hectáreas. Su trabajo es artesanal y requiere un esfuerzo inmenso. El café se cosecha a mano, seleccionando solo las cerezas en su punto óptimo de maduración (generalmente de octubre a marzo). Muchos cafetales se cultivan bajo sombra, un sistema agroforestal que preserva la biodiversidad, previene la erosión y produce un grano de mejor calidad.
La producción de café en Mérida, como todo el sector agrícola venezolano, ha enfrentado enormes desafíos en las últimas décadas: Crisis económica, por la dificultad para acceder a insumos, fertilizantes y equipos. La migración también ha afectado por el abandono del campo por parte de las nuevas generaciones y precios no competitivos en un contexto de hiperinflación.
En este Día Internacional del Café, la mejor manera de celebrar la producción de Mérida es:
- Buscar y Comprar: Si estás en Venezuela, busca tostadores locales que ofrezcan café 100% Mérida o de sus pueblos específicos (Bailadores, Tovar, etc.).
- Prepararlo con Cuidado: Usa métodos de preparación que respeten sus sabores.
- Difundir su Historia: Comparte en redes sociales, habla con tus amigos sobre la riqueza del café venezolano. La visibilidad es clave para su supervivencia.
- Valorar su Precio: Un café de calidad, producido de forma artesanal y sostenible, tiene un costo justo. Pagarlo es apoyar directamente al caficultor merideño y su familia.
El café de Mérida no es solo una bebida; es la esencia de las montañas andinas, el resultado del trabajo arduo de generaciones y un patrimonio cultural que merece ser preservado y celebrado. En este Día Internacional del Café, alzamos nuestra taza para brindar por los hombres y mujeres que, entre neblinas y pendientes, cultivan uno de los cafés con más potencial y sabor del mundo.
Redacción C.C.
01-10-2025