Fermento: Las Manos en la Candela

Pbro. José Toro

La Iglesia Católica Venezolana ha sido un referente en los últimos años con respecto a la situación del país y se ha ido convirtiendo en la voz de los que no tienen voz, esto también ha significado grandes incomprensiones y conflictos. 

La narrativa oficial destaca la obligación de mantener a la institución eclesiástica al margen de toda opinión política posible, pero a su vez, contradictoriamente, se ha convertido también en un recurso cuando desea apaciguar las aguas cuando las tiene al cuello proponiendo al Vaticano como mediador en diálogos y conversaciones. 

Muchos están conscientes de que la Conferencia Episcopal Venezolana ha sido una de las instituciones que ha tenido mayor claridad en el análisis de la realidad, prueba de esto han sido los comunicados que, dos veces por año, ha estado publicando. Los últimos han sido claros, frontales, y proféticos. 

Vivimos una situación compleja que necesita ser resuelta y la Iglesia es un actor social de gran envergadura va a jugar un papel clave en los procesos por venir. Tanto de un lado, como del otro, entienden esta necesidad y esto le va dando a la iglesia una legitimidad cada vez mayor. 

Los liderazgos eclesiales, adentrándose en las comunidades, sacerdotes, laicos religiosas, educadores, entre otros, que en el ejercicio de su fe han visto la lucha por una mejor Venezuela como un llamado de Dios. Meter la manos en la candela es lo que hace la Iglesia opinando sobre temas sociales, la mayoría de las veces muy bien asesorados, en aras de iluminar a sus agentes pastorales, pero también porque, como ciudadanos, creemos que tenemos algo que decir en medio de este desastre que vive el país. No sólo tenemos algo que decir, sino también tenemos mucho por hacer. La fe es don y tarea. Hace unos pocos días salió publicado un documento de varias instituciones eclesiales en defensa de la vida,  puesto que los atropellos contra la dignidad de los venezolanos van en aumento, y los católicos no podemos quedarnos callados. 

Creemos en un futuro mejor y apostamos por ello. En este orden de ideas van las líneas pastorales de la Conferencia Episcopal Venezolana. No es casual que una unos días antes de que comenzara la asamblea anual del episcopado el Papa Francisco le dirija unas palabras de ánimo al Cardenal Baltazar Porras en una carta fechada el día de la Epifanía donde le manifiesta lo siguiente: “Qué Dios te siga dando fortaleza y parresia para que con corazón de padre sepas acompañar y reconfortar a Su Santo pueblo fiel, probado por el sufrimiento causado por el azote de la pandemia, la arrogancia de los poderosos y la creciente pobreza que lo estrangula”. Con estas palabra el Papa le da un espaldarazo, no sólo al cardenal Porras, sino también a todo el episcopado, que seguramente proferirá declaraciones que le darán retorcijones a más de uno. El Papa Francisco ha sido el primer interesado en la resolución del conflicto patrio, aunque muchos influencers y opinadores quieran mostrarlo como alineado con los intereses de la izquierda internacional, inclusive algunos con el régimen. La intención principal es la de la evangelización, la promoción de los derechos de la persona y la dignidad humana. 

Sabernos un pueblo sufriente en medio de la realidad de la pandemia con unos poderosos arrogantes nos obliga a seguir optando por los pobres, y decidir seguir metiendo las manos en la candela por salir, juntos, de este mal que nos aqueja a todos. 

Dios te bendiga. 10-01-2010

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