Por: Pbro. José Toro….
El Evangelio nos dice que el Reino de los Cielos es como la levadura que fermenta la masa, la hace sabrosa al paladar y le da consistencia. En este proceso la levadura se pierde, se hace invisible, es una alegoría de Jesús para hablar de la presencia de Dios en el mundo. Así quiere ser este nuevo segmento de Comunicación Continua, una iluminación de la realidad cotidiana desde la mirada cristiana.
El panorama para el 2021
El panorama para el 2021 no parece alentador. En diferentes partes del orbe las ciudades vuelven a la cuarentena estricta y el covid-19 seguirá arrasando a su paso familias, amigos y relaciones. También es cierto que las grandes compañías tecnológicas están trabajando a su máxima capacidad para producir una vacuna que genere inmunidad sin mayores efectos colaterales.
Producir una vacuna tiene su complejidad. Ahora se une a la lucha contra la enfermedad las grandes capacidades que la humanidad ha alcanzado a través de la ciencia computacional: La Inteligencia Artificial y las Súper Computadoras, con su posibilidad de sacar grandes cuentas, lo que permite el estudio de infinitas posibilidades de combinaciones de proporciones y moléculas que puedan eliminar el sars-cov-19 sin causar grandes efectos colaterales en el organismo. La introducción de computadoras cuánticas ha permitido que estos cálculos que hubiesen llevado años, se realicen con una rapidez impresionante.
Varias vacunas están en desarrollo al mismo tiempo, una muy buena noticia. Claro está, también representará un reto para la humanidad, puesto que el aparataje logístico necesario para llevarla a todos los rincones del planeta va a ser una proeza propia de aquellas épocas en la que se luchó contra la viruela. Sin embargo, el haber erradicado la viruela del planeta, es un antecedente esperanzador.
La vacuna como lucha simbólica entre las potencias
Las vacunas se han convertido en un símbolo del liderazgo mundial como, durante la Guerra Fría, la conquista espacial y las bombas atómicas fueron un símbolo de la pugna entre las potencias. Tanto unos como otros quieren demostrar el liderazgo que ejercen sobre los países.
Una cosa es clara, necesitamos una solución pronta a la encrucijada en la que nos encontramos. Esta pandemia ha colocado al límite a muchas personas, empresas y organizaciones. Ha quedado demostrada una crisis mundial que estaba solapada, ha visibilizado las contradicciones de nuestro mundo. Vimos, en un cerrar de ojos como el petróleo pasó de ser oro negro a tener valor negativo en los mercados bursátiles. Es cierto que necesitamos producir los bienes y servicios. La ciudad, como hábitat humano, necesita industrias, mercados, comercios, es su dinámica propia.
Si se logra la inmunidad por medio de la vacuna, aunque sea una inmunidad temporal, se podrán activar las economías porque el progreso es fruto del trabajo del hombre. Los países que logren una vacunación masiva de todos sus ciudadanos podrán generar bienes y servicios, no solo para ellos, sino también para otros países. Los mercados de capitales globales deben estar a la espera, ansiosos, para invertir cuantiosas sumas de dinero en el país que les permita multiplicarlo más rápidamente, así la carrera por la vacuna no sólo es la carrera por la salud de los habitantes, sino una inversión que busca captar inversores y dinero global.
Venezuela en el ojo del huracán
Venezuela también ha sido un tema álgido en todo occidente. La cuestión referente a la solución política de los problemas de nuestro país ha sido punto de forcejeo entre los diferentes actores internacionales. China, Irán, Rusia, La Unión Europea, Estados Unidos, los países latinoamericanos, entre otros actores menores, se disputan por un liderazgo mundial y Venezuela es una excusa. El tema de las vacunas para Venezuela muestra el gran interés que nuestro país suscita para el mundo, y Rusia se juega con nosotros su presencia, cada vez mayor, en la región.
Lo cierto es que nuestro país será uno de los más golpeados del planeta, las cifras de contagio y las de muerte no podrán ser conocidas, no hay datos fiables que nos sirvan de punto de referencia para poder medir la tragedia que estamos viviendo. En el planeta vendrán vacunas, muy posiblemente no para todos, y nos toparemos con una nueva clase de exclusión, la de los “no vacunados”.
¿Y la Iglesia?
Por eso el Papa Francisco ha estado muy preocupado durante las últimas semanas por el tema de las vacunas para los más pobres, somos los países pobres quienes más padecemos la enfermedad y la muerte. Los países empobrecidos tenemos que afrontar mayores dificultades.
Al principio, vimos el problema de la “gripe” como algo de los chinos, luego como un problema de los italianos o españoles. Pensamos que no llegaría hasta nosotros hasta que murió un vecino, un amigo o un familiar. El mundo está interconectado, y la solución no podrá ser la de un país en solitario. Es ahora cuando cobra sentido aquella propuesta del Pobre de Nazareth, la de la fraternidad universal. Juntos y unidos podremos lograrlo.
correo: pjltoro@gmail.com
web: caminoyoracion.org
Fermento N° 1 año 2021
3-1-2021