Gloria Pargas de Gutiérrez: De demostradora del hogar del IAN, a facilitadora de la Cultura para la gente

En la década de los 70 e inicios de los 80 Doña Gloria Pargas de Gutiérrez, como funcionaria del Instituto Agrario Nacional conoció desde su natal Barquisimeto, las hermosas tierras, merideñas, allí junto a Orlando Gutiérrez impulsan la Reforma Agraria, conoce a la gente del Campo, las entrevistan, revisan quienes tienen verdadera vocación agrícola y recomiendan al IAN la asignación de las tierras parcelas a los más enamorados del campo.

En esa estrecha relación al son de los violines populares de la música campesina, aprenden a admirar que esos venezolanos no solo amaban el campo y su labor agrícola, sino que además eran excelentes músicos, poetas, tallistas de la madera, y con ese registro del sentimiento cultural larense, se convirtieron en los principales promotores del arte popular andino.

Al ir conquistando posiciones en la sociedad merideña y estar el diputado Orlando Gutiérrez listo a asumir la presidencia de la Legislatura merideña, doña Gloria reunió a una veintena de amigos de todos los partidos políticos de entonces, de la universidad y de la ciudad que se identificaran con el proyecto de Rescate de la cultura Popular Andina, y en varias tertulias discurrieron ideas hasta concluir que no había nada que rescatar sino que con tanto capital cultural lo que había era que promover, y facilitar el hecho cultural de Los Andes.

Y allí nació la Fundación Casa de la Cultura Juan Félix Sánchez, la principal obra de doña Gloria que concitó los más amplios y variados apoyos, siendo la primera institución cultural que contaba con apoyo del Estado, y que se mantiene hasta hoy, al margen de la diatriba política, pues esa huella conciliadora, de altísima convocatoria de doña Gloria, dejó sentado que allí se facilita el quehacer cultural de todos y para todos.

El ser la esposa del diputado, presidente de la Asamblea Legislativa, gobernador durante dos gobiernos, docente y gerente universitario, con doña Gloria siempre de primera colaboradora, la llevó a ella a asumir muchas responsabilidades a nivel político, en la presidencia de la Fundación del Niño y del Festival del Violín de Los Andes, en donde dejó su legado de excelente gerente, sensible promotora, exigente organizadora, eficiente ejecutiva y solidaria persona, que siempre cumplió su cometido.

En el merecido descanso de su obligada migración al Norte para seguir apoyando los proyectos de vida de sus tres hijas, donde la salud se convirtió en prioridad, logró una especial gestión que les permitió reinventarse en país extraño, consolidar la atención a la familia, participar de las actividades de la comunidad venezolana en el exilio y desde la Iglesia Católica seguir siendo ejemplo de dedicación a la familia.

Su matrimonio de casi seis décadas con Orlando Gutiérrez, sus más de 40 años dedicados a Mérida y la última vientena dedicada en el exilio, siempre dejaron en alto los valores de la venezolanidad, de la cultura, de su fe católica y de su rol demostrado del hogar a facilitadora de la cultura, pues todo su quehacer estuvo en esa dirección.

Desde Comunicación Continua, abrazamos fuertemente al Gobernador Orlando Gutiérrez, a sus tres queridas hijas, María Carolina, María Isabel y María Gabriela, a sus hijos políticos y nietos, a los amigos de la Fundación Casa de la Cultura Juan Félix Sánchez de Mérida, a los hacedor es culturales que seguro la recuerdan con cariño, a los amigos del Partido Acción Democrática y a los amigos de la Iglesia Católica en Santiago de la Punta de la Parroquia en Mérida y en Houston en Estados Unidos, rogando por su eterno descanso.

Redacción C.C.

14-03-2025