Expresan que tienen cientos de valdes y tobos de plástico, así como varios tanques de agua de entre mil y mil quinientos litros, que, sin embargo no alcanzan para cubrir las necesidades básicas por más de un par de semanas.
En este sentido, se han visto en la obligación, según lo exponen, de comprar agua a las cisternas, el cual el precio sobrepasa «por mucho» el bolsillo de los venezolanos.
«Prácticamente si compro agua no como, es sumamente costoso y no me alcanza el sueldo. Cada día esto se agrava y nadie hace nada», comentó la sra Jazmín Escorche.
Por otro lado, muchos pobladores recurren a los pozos, lagunas o tuberías de libre acceso para poder llenar sus tobos y poder tener el preciado líquido. Por: Valeria Castro – practicante Unica