Los retos en crisis y ahora con pandemia, exigen suficiente voluntad y trabajo para lograr vencerlos y esta urbe andina venezolana, que Dios y la madre naturaleza ha privilegiado con recursos y atributos que la distinguen del resto del amplio territorio nacional, espera ser la ciudad que otrora era, la más limpia del país, la Mérida de todos y para todos.
Se nos encarama en nuestras vidas, devenir cotidiano, un nuevo año, en el que todos los que vivimos y convivimos en este Estado privilegiado de la región occidental venezolana, debemos esforzarnos, sin ton ni son, por hacerlo grande, gigante, que sea apreciado y admirado por todos los locales, nacionales e internacionales.
Hagamos gigante a Mérida. Que su actual imagen quede borrada totalmente. Sus calles y avenidas recuperen su belleza citadina, limpias, pulcras; sus servicios básicos públicos funcionen a cabalidad; que vuelva tener esa semblanza señorial, si bien bulliciosa, apacible, de sana convivencia citadina vecinal, se acabe la anarquía que impera en ella, en todos los sentidos, en sus calles y avenidas, plazas, parques, sitios de atracción y recreacional, volvamos a recibir la afluencia turística de siempre.
Mérida nos necesita a todos, nunca es tarde para retomar acciones que la lleven a ser la ciudad y Estado, de otrora, unidos todos, con apego, sentido de pertenencia, la haremos grande, señorial, limpia, universitaria, turística por excelencia, lo demás es cuento, a trabajar con ahínco por esta ciudad, de nunca dejar (Giovanni Cegarra, GC. CNP. 2229).
31-12-2021
