En esta Noche Buena 2018
Es asombrosa la capacidad que hemos demostrado los venezolanos para resistir los embates de la situación económica que nos agobia y que ha hecho muy difícil mantener las tradiciones en estas Navidades. Al menos en lo que respecta a preparar las exquisitas hallacas, la cosa se ha puesto difícil porque los ingredientes, si se consiguen, tienen precios inaccesibles para la mayoría de los bolsillos, sin embargo, una vez más el ingenio, la resistencia y el apego a las costumbres han sido más fuertes que las condiciones adversas.
“Una noche buena, sin poder cenar con hallacas, sería muy triste-dice Carmen Osorio, madre y abuela, además excelente cocinera- así que yo le dije a mis hijos, haremos hallacas aunque sean chiquiticas “. Entonces, la señora Carmen dividió las compras entre su prole, y el resultado final se probará el 24 cuando con la familia reunida en torno a la mesa, degustarán sus hallaquitas, aun cuando, por ejemplo no tengan pasitas y tampoco alcaparras “porque no las pudimos comprar, pero serán nuestra comida principal. Lo importante es que fueron hechas con amor y no podemos renunciar a lo que nos delita en una época tan especial.
Lenny, también se dispone a cocinar sus hallacas. Ella y sus amigas fueron comprando los ingredientes más importantes, poco a poco. Así que haciendo un esfuerzo adquirirán las hortalizas que le hacen falta al guiso, y “llueva, truene o relampaguee” cenarán hallacas en la Noche Buena. Lenny con orgullo comenta, “nuestra sazón es la maracucha, porque en el Zulia hacemos las mejores hallacas del país “modestia aparte” .Bueno, cada quien defiende su terruño, habrá que probarlas para dar el veredicto.
Los altos precios de todos los productos, incluso de las frutas, harán que el dulce de lechosa, tal vez brille por su ausencia, y si le añadimos que tanto el azúcar como el papelón están incomparables, lo mejor será, como lo refiere María Terán, buscar la fruta que esté más económica y servirla al natural, así también es sabrosa y cumple como postre. “Esta vez tuvimos que renunciar al ponche, sale carísimo elaborarlo, porque lleva huevos, leche condensada, ron, y ¡qué va imposible ¡ pero no hay que sufrir por lo que no tenemos, hay que ingeniárselas, hasta una buena sopa de verduras, es alimento. Yo creo-asegura la señora Terán que la llegada del Niño Dios, no tiene porqué causarnos estrés, al contrario debe regocijarnos y hacernos sentir alegres, porque si tienes, salud, un techo y alguien con quien compartir, no hay que quejarse, sino seguir para adelante.
Nada es eterno
La reflexión, es sencilla, si este año no podemos servir los alimentos a los que estábamos habituados , entonces, piense que si tiene salud, familia y amigos ya puede sentirse satisfecho, aun cuando las hallacas sean chiquiticas o solamente tenga un plato de lentejas para compartir. Recordemos que en la vida toda llega, todo pasa y todo se transforma. El café se enfría y el humo se disipa. La sabia naturaleza nos da un ejemplo claro con el cambio de sus estaciones: primavera, verano, otoño e invierno, el día y la noche, los ciclos de la luna, de las mareas y del sol, plantamos y cosechamos. Inhalamos y exhalamos. Ninguna situación por triste o placentera se eterniza. Lo que sí debe permanecer es su esencia, sus valores, su integridad y su amor por el prójimo.
Si por cualquier circunstancia esta Navidad se siente solo, melancólico, triste, no permita que esos sentimientos arruinen su bienestar. Busque un libro, por ejemplo El Cuanto de Navidad y sumérjase en su lectura, así se trasladará a aquella época oscura, tenebrosa y con limitaciones escrito por Charles Dickens en 1843 y que cuenta la historia de un hombre malvado y huraño que cambia su forma de ser durante unas frías navidades debido a la visita de tres fantasmas. La lectura siempre distrae y nos hace viajar a dónde queramos. Ponga su música favorita y cante. Llame a un amigo y converse. Si no hay mucho frío, asómese a su ventana y extasíese con la luna que estará llena esa noche. Rece sus oraciones favoritas, Dios está allí y siempre escucha. Escriba peticiones, sonría ante el espejo, en fin sea creativo y pásela bien y sobre todo recuerde, el sentido profundo de la fecha que no es otro que darle la bienvenida al Niño Dios.
Desde Comunicación Continua, le deseamos a todos nuestros apreciados lectores y a la comunidad del hermoso y entrañable Estado Mérida, una muy Feliz Navidad y una Noche Buena llena de paz, armonía y amor fraternal.
¡Arriba Corazones”
A.E. L.L.C.C.