Ya no hay vida tranquila en Mérida, la cruel e inhumana deficiencia de sus servicios públicos básicos, tiene al borde de la desesperación y casi muerte, a los habitantes de esta ciudad y Estado.
 
El tema de la escasez de combustible, sea gasolina o gasoil; la suspensión del servicio de agua y luz, cuando les viene en gana, a Aguas de Mérida y Corpoelec, con excusas increíbles ya; pésimo servicio de transporte público, sea por busetas o Trolebús; la falta de efectivo; casi nulo el servicio de internet, telefonía fija y móvil, puntos de venta; una ciudad ahogada en basura ya que los camiones recolectores están sin gasoil; la inseguridad por todos lados, con una economía dolarizada que cambia bruscamente, cada hora; ya prácticamente, hacen la vida imposible en esta urbe andina venezolana, que tildan de turística, que ni siquiera, está decretada oficialmente, como tal.
 
No hay gobierno ni protectorado que valga en Mérida, duela a quién le duela, «al que le caiga el guante que se lo plante», es la cruel e inhumana realidad de la ciudad y del Estado.
 
Hasta cuándo el castigo contra Mérida?, sus habitantes se merecen mejor trato, sean respetados sus elementales derechos humanos ciudadanos, contar con eficientes servicios, ya no hay excusas que valgan, la situación, además, de la cuarentena sanitaria, se hace insostenible para todos por igual (Giovanni Cegarra, CNP. 2229).
 
04-04-2021