Hay que bajarle tres rayitas a las exigencias de las tareas escolares

Mamí me voy a volver loca con tantas tareas.

Es importante hacer un llamado de atención a quienes cargan sobre sus hombros, en estos difíciles momentos, la responsabilidad de mantener a flote el sistema educativo venezolano, golpeado por múltiples factores, especialmente por la pandemia que cambió radicalmente la manera en que niños y jóvenes asistían a sus respectivos planteles educativos. Se impuso el sistema de las tareas online, que a muchos estudiantes perjudica porque no tienen acceso a medios electrónicos para poder hacer sus “deberes”, no obstante, padres, madres y representantes por el temor a que sus hijos “pierdan el año”, hace lo humanamente posible por estar al día con las asignaciones que – a todas luces- son demasiadas y que no les dejan tiempo libre para dedicarse a otras actividades que también son importantes como jugar, hacer deportes, ver televisión, salir al parque, leer cuentos, ayudar en los oficios del hogar, en una palabra, tantas y exageradas asignaciones no les permiten “tener una vida propia”. Los estudiantes terminan estresados al igual que sus padres y, esto los afecta emocionalmente, hasta el punto de rechazar los estudios por aburridos y fastidiosos.

Cantidad versus calidad.

Si a un alumno lo atiborran de tareas, terminará haciéndolas de mala gana, por salir del paso, porque va perdiendo la motivación que es sustituida por el cansancio y el tedio. De igual manera, al escoger los temas, se cometen errores porque por ejemplo, a una niña que conocemos, le mandaron en su colegio a reseñar todas las batallas habidas y por haber en Venezuela, así que terminó copiando fechas y sucesos, pero de aquello, no quedó nada en su cabecita, sino más bien una animadversión hacia la historia, que bien explicada es una de las materias más significativas y maravillosas para ser estudiadas.

Cadena de presiones

En los planteles educativos venezolanos se está trabajando contra reloj, y se ha establecido una cadena de obligaciones y presiones muy compleja. El director de la zona educativa, presiona a los directores de colegios, estos. a su vez a los maestros y ellos a sus alumnos. Tareas, tareas y más tareas no importa si no hay internet, si los cortes de energía eléctrica son a cada rato, como de hecho lo estamos viviendo en Mérida. No es problema de las autoridades escolares que el transporte brille por su ausencia. Tampoco les interesa si continúa el peligro de contagio con alguna de las cepas de coronavirus que andan por allí. La consigna es cumplir el programa educativo a como dé lugar y en el tiempo establecido. Craso error el que se está cometiendo porque lo verdaderamente relevante de un proceso enseñanza-aprendizaje es el aprovechamiento profundo y verdadero de los contenidos, no la copia sin ton ni son que no deja nada útil en el estudiante.

¡No al exceso de tareas¡

Finlandia, Francia, Bélgica, California y Santiago de Chile son algunos de los países y ciudades que decidieron erradicar las tareas extra curriculares. Aunque el número de países que tomaron esta decisión aún es pequeño; tiende a crecer, pues muchas escuelas primarias y maestros particulares están eliminando estos trabajos extra para que los niños tengan más tiempo para jugar, participar en actividades, pasar tiempo en familia, leer y dormir.

A una joven merideña, su mamá le negó el permiso de ir a un concierto de piano, con una artista internacional,  porque tenía que terminar las tareas. La hizo perder una oportunidad de oro, un encuentro con la cultura mundial. Cuestión de apreciaciones.  En este sentido, la psicóloga y docente María Gorettí Da Silva señala que: “a pesar de que las tareas promueven la auto-disciplina, se ha demostrado que si son excesivas no tienen un verdadero peso académico, pues sólo generan estrés o desalientan a los niños en los grados de primaria”

Ni tanto que quema al santo ni tanto que no lo alumbre

Nuestros refranes, que son la sabiduría popular no se equivocan y al decir “Ni tanto que quema al santo ni tanto que no lo alumbre”, interpretamos que el punto medio es lo más apropiado. Ni tantas tareas que no le dejen vida al alumno, ni tan poquitas que promuevan la flojera o la falta de práctica de actividades tan útiles como la caligrafía, ortografía, lectura y cálculos matemáticos esenciales, pero… con  moderación. Además tenemos que pensar en los maestros, esos héroes y heroínas de la sabiduría que deben corregir 30 o más cuadernos repletos de tareas hasta el tope. Es algo, realmente ilógico y un sin sentido. Ellos- los docentes-  también se merecen tener una vida fuera de su ejercicio profesional.

Nuestros niños y niñas  han tenido que soportar muchos cambios en su corta existencia, atiborrarlos de tareas y encima amenazarlos si no las llevan, es un acto cuestionable.

Consideramos que las tareas no deben desaparecer, pero si la cantidad excesiva y tipo de las mismas para adecuarlas a la edad y a los niveles de desarrollo.

Y ustedes, ¿qué opinas de las tareas en exceso ?

NOTA: Este artículo fue inspirado por las vocecitas de niños y niñas que conocemos y que con sus caritas preocupadas dicen “con tantas tareas nos van a volver locos”.

Redacción. C.C..A-E

27-3-2022