Hiperinflación, devaluación, incertidumbre, los fantasmas de Halloween a la venezolana

Hoy se celebra en muchas partes del mundo la fiesta de Halloween, que es, en la actualidad algo jocosa, donde niños y adultos se disfrazan, cantan , bailan y van a pedir dulces a las casa, se encienden hogueras, en fin la gente se divierte. Pero, para los estudiosos de la tradición, como Jessie Bermúdez miembro del equipo Pastoral de Vida Nueva Para el Mundo.“Halloween no es una conmemoración inocente, inventada en Estados Unidos, con el fin de entretenernos.  Su origen se remonta al año 300 AC, en el norte de Europa donde una civilización conocida como los celtas y su grupo de sacerdotes, los druidas, celebraban cada año esta fiesta a Samhaim (Samhain representaba la división entre la mitad luminosa del año (verano) y la mitad oscura (invierno). Los celtas crían que esa noche, se unían el mundo físico con el espiritual y los espíritus malignos tenían el derecho de venir a perjudicar sus vidas y a sus familias.

Venezuela y sus malos espíritus.

Tal como está la situación en Venezuela, no se necesita que ocurra Halloween para que los malos espíritus,fantasmas,que se tocan y se sienten, deambulen recorriendo su extensa geografía,  dejando a su paso una estela de malos augurios.¿Quién no ha sentido en carne propia la perniciosa influencia, de por ejemplo, espectros que están haciendo mucho daño: la hiperinflación desatada que acaba con todo a su paso, la devaluación de la moneda, el hambre, la falta de medicamentos y dotación para los hospitales, los bajísimos sueldos que no alcanzan ni siquiera para alimentarse? ¿Quién no ha quedado impactado con la imagen de niños venezolanos, que exhiben sus huesitos y sus caritas tristes pegados a los cristales de una panadería, pidiendo pan, o limosnas¿Quién no se ha estremecido de terror al ver cómo su país se destruye a pedazos, envuelto en tinieblas de desesperanza y desconsuelo?¿Quién no ha llorado la ausencia obligada de un ser querido, que ya no está, que se tuvo que ir, formando parte de un éxodo sin precedentes en nuestra historia?Esos hogares que por ausencias se quedaron solos, vacíos, sin luz ni color,sin canciones, ni risas. La realidad venezolana supera a la ficción, de eso no cabe la menor duda.

Dimensiones paralelas.

Igual, que, como se dice ocurre en Halloween, en Venezuela se abren portales y se forman dimensiones paralelas ¿contextos diferentes de país? Por una parte, el innegable escenario que acabamos de describir, y por el otro, el que se manifiesta en las personas que pese a saber lo que le está aconteciendo a la nación, promueven todo tipo de festividades, donde, para algunos,  no falta la comida, la bebida ni la diversión. Comprendemos que la gente, necesita esparcimiento, pero, ante un panorama tan poco halagador nos preguntamos ¿será el momento oportuno? O ¿debería privar la cordura, la solidaridad y el respeto,ante los millones de ciudadanos que la están pasando muy mal?

Nicolás Maduro, con total euforia y convencimiento, acaba de expresar que “a partir del primero de noviembre “arrancan las navidades en Venezuela”. La Navidad es un tiempo hermoso, donde reina la paz, la armonía, la alegría. Es sinónimo de familias reunidas, de bienestar, de comida en la mesa, de tradiciones, de estrenos, de casitas pintadas y adornadas, de oración, de recogimiento. ¿Será que las condiciones están dadas para decretar las  Navidades con tanta antelación y sin haber solventado las dificultades que nos aquejan? Para festejar hay que tener ánimo, disposición, y un mínimo de entornos apropiados. Mérida, Táchira, Trujillo y Zulia que este años han sido tan golpeados por la falta de combustible y del servicio eléctrico ¿cómo recibirán las Navidades? ¿En colas ante las estaciones de servicio? Son tantas las preguntas que surgen en este país de dimensiones paralelas.

Halloween, se devela como una noche bañada por un aura mágica, misteriosa y aterradora. Personajes pavorosos y hechizados-brujas, fantasmas, duendes, espíritus-,  salen de sus cuentos de leyenda para mezclarse entre los mortales.Lo importante es que si usted decide celebrarlo, sepa muy bien, por qué lo hace, pero cuidado, por allí hay muchos fantasmas, que solamente se espantan con la fe en Dios y la oración fervorosa. Al final el bien, siempre debe vencer al mal.

Redacción C.C.