Emergencia registrada el 26 de junio de 1993 en el páramo merideño. Imágenes cortesía.

Tres décadas después de la emergencia registrada el 26 de junio de 1993 en el páramo merideño, las aguas del río Chama, Santo Domingo y Motatán vuelven a desbordarse, dejando a su paso cientos de damnificados y pérdidas millonarias.

Para aquel entonces los diarios El Vigilante, Frontera y El Nacional, documentaron una tragedia que nos recordó que no aprendemos del pasado.

Cientos de familias despertaron en medio del caos la madrugada del ’93 tras la ruptura del dique del río Chama a la altura del sector La Motosa, en el municipio Alberto Adriani. La furia de las aguas arrasaron con plantaciones plataneras, invadió sectores que dejaron a su paso un panorama de desolación, reseñaban los diarios.

«La gente se resiste a abandonar sus hogares, pero el control de la inundación es casi imposible. El área afectada es demasiado extensa», narraban. «El río venció al dique, inundando cultivos y comunidades enteras en cuestión de minutos» alertaban quienes cubrían la tragedia.

«Mientras El Vigía lucha contra las aguas, la carretera Trasandina sufre otro golpe. El ministro de Transporte, José Domingo Santander, anunció que esta semana se destinarán recursos para reparar el tramo cercano a Los Aleros, donde un derrumbe cortó el paso».

La tragedia en ese momento dejó 345 damnificados, viviendas destruidas y pérdidas que superan los 500 millones de bolívares (para la época). La zona Panamericana fue la más afectada, con 300 personas evacuadas tras la inundación de barrios enteros. En Timotes, 40 familias perdieron todo por el desborde del Motatán, mientras que en Tabay, cinco más sufrieron el embate del río Chama.

«Desde Los Aleros hasta Valle Hermoso, el asfalto cede bajo la fuerza del agua. En Pueblo Llano, el paso es un riesgo calculado» narraban.

La historia hoy se repite, pero la solidaridad no se hace esperar.

Redacción CC 28-07-2025