Recordando al profesor de matemáticas financieras, Edgard Achong (https://n9.cl/yco8k). Él nos señalaba que los mercados financieros son el espejo de los activos reales. Como toda imagen que se refleja en un espejo, esta imagen puede ser adecuadamente reflejada o no. En las casas de las risas, de las ferias que visitaba de niño, había espejos donde podían verse más delgado o más gordo, más alto o más chico.
Los mercados financieros reflejan el valor de las empresas. Estos valores son distorsionados por varios factores. El valor presente de una empresa no depende solo del valor en libros de los activos. El valor presente se ve afectado, por el flujo de beneficios futuro que la empresa espera obtener que son descontados, por una tasa de rendimiento que refleja el costo de oportunidad en el tiempo.
Este costo de oportunidad se ve afectado por el costo del crédito, de corto y largo plazo, y por el perfil de riesgo de las empresas. El riesgo se ve afectado por el contexto. No es el mismo riesgo de una empresa petrolera que esté en Venezuela, en Arabia Saudita o los Estados Unidos. Tampoco es el mismo riesgo el de una empresa de energía nuclear que una de energía eólica. Tampoco es el mismo riesgo por tipo de bienes, por ejemplo, el de las frutas o de los metales preciosos.
Japón es el país desarrollado que mantuvo por 20 años, una tasa de interés real baja y negativa[1], hasta marzo de este año (https://n9.cl/x1qqr). Al subir la tasa de interés Japón se alineó al resto de los bancos del mundo donde la mayoría tiene un target inflacionario del 2% anual, como máximo. El Banco de Japón en marzo subió la tasa anual de 0% a un 0,1%. Abandonando la política “ultralaxa” de los tipos negativos de interés. Hace una semana volvió a subir los tipos de interés de 0,1% a 0,25% (https://acortar.link/HLRy4x), dejando la puerta abierta de subirlos de nuevo como política antinflacionaria.
Estos tipos de interés incentivó a los inversores a endeudarse en yenes (a bajo costo) e invertir en activos de mayor rendimiento en otras regiones (como acciones o bonos) con la expectativa de que el yen se depreciaría frente a otras monedas. Esta estrategia se conoce como «carry trade».
El “carry trade” es una forma de arbitraje financiero que está diseñado para explotar las diferencias entre las tasas de interés de los bancos centrales. Es una técnica que los grandes inversores han llevado practicando en el mercado Forex (mercado de divisas) desde sus inicios. No obstante, el “carry trade” puede ser altamente riesgoso, ya que uno no sabe cuándo el tipo de cambio puede cambiar. Es una forma de arbitraje financiero que está diseñado para explotar el resultado de diferencias entre las tasas de interés de los bancos centrales. Esta inversión supone comprar una divisa para simultáneamente vender otra, es decir, nos financiamos en una divisa e invertimos ese dinero en otra.
Pero ocurrió un cambio de expectativas. En los últimos meses, el Banco Central de Japón anunció un leve aumento en las tasas de interés, mientras que los bancos centrales de Estados Unidos y Europa han indicado posibles bajadas de tipos. Esto ha generado un cambio en las expectativas del mercado, haciendo que el “carry trade” sea menos atractivo.
Por la toma de posición en corto los operadores financieros que cubren esas posiciones hicieron “margin call” en inglés, esto es una alerta que un bróker envía a un inversor cuando el capital en su cuenta es inferior al mínimo necesario para mantener una posición abierta. El bróker solicita al inversor que aporte nuevas garantías o destine más dinero a las posiciones abiertas en el mercado. La liquidación de posiciones en “carry trade” ha provocado una caída generalizada en los mercados de renta variable, especialmente en Japón. De hecho, la única bolsa que se mantuvo en azul, el lunes, fue la de Oslo (Noruega).
Las potenciales repercusiones pueden ser es que se aumenten las expectativas negativas sobre la economía mundial y que se trasladen el sector real, esto puede provocar restricciones en el mercado de crédito mundial.
Una menor concesión de crédito impacta al sector financiero, que podría reducir la concesión de crédito a empresas y consumidores. Lo cual puede generar una contracción del crecimiento económico. Ya que la menor inversión y el menor consumo por el menor crédito, podrían afectar el crecimiento económico que ya de por sí, está débil.
[1]Como señala la BBC en marzo del 2024. “Mientras los bancos centrales en todo el mundo subían sus tipos de interés para frenar la inflación al alza y su impacto en el poder adquisitivo y las condiciones de vida de la gente, el Banco de Japón los mantenía negativos en busca de conseguir justo lo contrario: que subieran los precios”. (https://n9.cl/x1qqr)
Econ. Douglas Ramírez
Profesor del IIES-ULA
07-08-2024
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