Japón y sus retos demográficos en el siglo XXI

En los últimos años, el tema demográfico ha acaparado la atención mundial. Existen actualmente dos grandes bloques de países en donde el tema demográfico es importante. Por un lado, quienes presentan bajas tasas de natalidad y un paulatino envejecimiento de la población, y por otro, aquellos que no se pueden permitir un crecimiento poblacional descontrolado y deben generar políticas desde la planificación familiar. Aunque se pudiera incluir un tercer bloque, países que han sufrido desplazamientos, migraciones masivas, diásporas o guerras con el respectivo impacto en todos los ámbitos de la vida nacional (caso Venezuela).

De forma evidente, Japón está en el primer grupo, presentando bajas tasas de natalidad y un paulatino envejecimiento de la población. En los últimos años, ha sido uno de los ejemplos más emblemáticos al respecto, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) apodó al país como: “El laboratorio de política demográfica”. El país del Sol Naciente, según el Censo de 2020, presenta al menos dos características fundamentales: reducción poblacional (baja natalidad) y envejecimiento de la población (alta esperanza de vida). Y aunque comparte esta realidad con otros países, tiene algunas particularidades que lo hacen un estudio de caso. Dicho panorama ha llevado a diversos especialistas a hablar sobre los posibles desafíos (políticos, económicos, sociales) de Japón de cara al futuro, lo cual es la intención del artículo: analizar los diversos retos que tiene el país en el ámbito demográfico, se analiza el contexto, los factores que explican el fenómeno, las posibles consecuencias y las políticas públicas que se están implementando.

La denominada transición demográfica, es decir, bajas tasas de natalidad y el envejecimiento poblacional, ha despertado mucho interés en las diversas agendas gubernamentales. Bien podría afirmarse que es uno de los grandes temas del siglo XXI, a la par del cambio climático, la migración, la inteligencia artificial, la seguridad, entre otros. No ha faltado quien diga que esta situación forma parte de una “crisis civilizatoria”. Ya en países europeos como Italia, Alemania o España sienten las consecuencias de ello; también están los casos de China, Corea del Sur y Japón en Asia. En América Latina se comienza a apreciar y existen alertas sobre las posibles consecuencias de las caídas en las tasas de natalidad en Chile, Costa Rica, Cuba, México y Puerto Rico.

Buscando darle una explicación a esta situación, el belga Michel Schooyans en su obra Le crash démographique propuso el término “invierno demográfico”. Una de las claves para entenderlo es comprender las etapas de la transición demográfica sugeridas por Frank Notestein: pre-transicional, transición y la transición demográfica. En la etapa pre-transicional, las tasas de natalidad y mortalidad son elevadas; en la transición, es cuando hay una caída significativa de la tasa de mortalidad, pero a la par aumenta la tasa de natalidad; y la transición demográfica, es caracterizada porque las tasas de fecundidad y mortalidad son bajas, aumentando la esperanza de vida. Cuando en una sociedad disminuye la tasa de fecundidad y aumenta la esperanza de vida, la población en conjunto comienza a envejecer.

Se prevé que en la mayoría de los países durante los próximos 30 años el Índice de Envejecimiento se duplique. Entonces, podría afirmarse que el “invierno demográfico” es una etapa posterior a la transición demográfica caracterizada por el envejecimiento poblacional. Este podría ocasionar una disminución de la población si no se toman las políticas correctas, lo cual acarrearía consecuencias sanitarias, económicas y sociales, entre ellas: 1) retos en la financiación del gasto sanitario (atención médica) y en la seguridad social de los ancianos, obligaría a los gobiernos a hacer reformas en el sistema de seguridad y de pensiones; 2) falta de mano de obra en algunos sectores, que puede ocasionar un estancamiento económico; 3) reformas en los servicios y sistema de garantías, tales como: protección de empleos femeninos, planes de apoyo a la familia y subsidios para la atención de la maternidad e infancia; e 4) inversión en tecnología para aumentar la productividad y para el cuidado de ancianos ante la posible falta de personal especializado.

Es conveniente aclarar que, si bien unos cuantos países podrían estar transitando el “invierno demográfico”, por los momentos hay otra tendencia mundial y es de crecimiento poblacional aproximadamente hasta el 2100, cuando se espera que la población llegue a un techo y comience a disminuir. Esa es una de la razones por la cual desde el Fondo de Población de las Naciones Unidas, en conjunto con la Agenda 2030, existan iniciativas en pro de evitar el crecimiento descontrolado de la población y abogan por la planificación familiar.

Es pertinente recordar que, en noviembre de 2022, la población mundial llegó a los 8 mil millones de personas, para el 2030 se prevé una población de 8500 millones de personas, en 2050 de 9700 millones, es probable que en 2080 la población mundial sea de 10400 millones de habitantes, en 2086 toque el techo de 10 430 millones de personas y 11200 millones en 2100. El mayor crecimiento de la población estará concentrado en los países más “pobres” del mundo: África y ciertos países asiáticos. Más de la mitad del aumento de la población mundial se concentrará en ocho países: Egipto, Etiopía, India, Filipinas, Nigeria, Pakistán, República Democrática del Congo y Tanzania. El África subsahariana, tal vez contribuya con más de la mitad del crecimiento de la población mundial previsto hasta 2050. En total, todo el continente africano actualmente tiene una tasa de fecundidad de 4,3 %, bastante alta si la comparamos con la de Europa que es 1,6%.

Como se observa, en diversos países el tema principal no es el denominado “invierno demográfico” sino cómo evitar el crecimiento descontrolado de la población, lo cual incluye el cómo masificar los métodos anticonceptivos, entre otras medidas. Un crecimiento descontrolado de la población, sin planificación familiar, pudiera entorpecer a alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible relacionados con la salud, la educación y la igualdad de género.

De allí, ante todo ese panorama, es que afirmamos que en los últimos años el tema demográfico ha acaparado la atención mundial.

Referencias: Ramón Alonso Dugarte. Japón y sus retos demográficos en el siglo XXI. Economía, XLVII, 51 (Especial, 2023), pp. 57-94.

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31-08-2025