Por: Alex Vallenilla…
El Petro no resolverá los problemas estructurales de la economía venezolana, el diseño de su interfaz es muy deficiente, ni siquiera ayuda a resolver la crisis de pagos
El desarrollo de la tecnología de la cadena de bloques, ha dejado en el camino muchos proyectos. Las ideas de los informáticos suelen ser increíbles, sus aportes abruman, pero así como los economistas fracasan tratando de buscar una explicación al “respaldo” de las criptomonedas, hay informáticos que también naufragan porque sus adelantos están descontextualizados de la realidad económica.
La criptomoneda Petro (PTR) es uno de esos desarrollos que finalmente termine naufragando.
Los problemas de escasez de bienes y servicios, de impago de deuda, de hiperinflación, de una recesión gigantesca, del colapso de instituciones públicas, de la quiebra generalizada de los ciudadanos de un país y su gobierno, no se van a resolver monetizando o “tokenizando” la economía.
Ya se vio lo que produjo la monetización, usando el bolívar; todo derivó en la peor hiperinflación jamás registrada en América.
La liberación del uso de las divisas en Venezuela, en que el dólar es el gran protagonista, ha permitido ver una mejoría en la disposición de mercaderías en los comercios, pero no ha servido para resolver la crisis de pagos, la crisis eléctrica, la crisis de gasolina, la crisis sanitaria y la pobreza en 80%.
Menos lo podrá hacer un “token” o una ficha electrónica, que es lo que esencialmente es el PTR. Mucho menos cuando se trata de un “token” centralizado con una interfaz muy deficiente.
Si el régimen llegara a “tokenizar” a Venezuela, con la interfaz que tiene el PTR, de llegar a caerse los servidores, ser pirateado el sitio web que sirve de supuesta aplicación, todos quedarían sin posibilidades de usar sus monedas, algo similar a cuando Maduro desmonetizó el billete de 100 bolívares y luego tuvo que volver a restablecer su valor.
Con el PTR, no habría forma que un decreto devolviera las fichas a los usuarios, sino hasta que se resuelva la falla técnica, que podría ser en minutos, horas, días o semanas. Por la forma en que funciona, y la estructura planteada, ninguna corporación se arriesgará a tener carteras digitales de esa criptomoneda, por los altos riesgos que representa.
Tómese en cuenta que ni siquiera se mención el asunto político, que tiene que ver con las sanciones de EEUU.
La apuesta boba
El planteamiento del madurismo con el PTR es el de producir cambios en la economía y es cuando apuestan a que este “token” podría convertirse en fuente de riqueza.
A partir de allí surge la propuesta de obligar a las empresas a usar el PTR para pagar impuestos, a pagar trámites en oficinas públicas. Los creadores de esto se plantean que ello generará demanda de la ficha.
Al mismo tiempo en la propia aplicación del PTR, no se puede adquirir estos con el bolívar. Los usuarios tendrían que comprar antes bitcoines, litecoines o dashcoines, para cambiarlos por petros. El propósito de esto es crear un mercado de cripto a cripto, en que la moneda estatal entre en el juego.
Pero esa apuesta es ingenua y boba.
El principal problema que tienen los informáticos que convencen a Maduro de “tokenizar” la economía, es que no toman en cuenta el contexto económico y es en este punto en que los economistas entran.
El año pasado el SENIAT sólo pudo recaudar un promedio de 133 millones de dólares al mes, en impuestos. Cerca de 1 mil millones de dólares en el año. Esa cifra no va a subir porque se use una criptomoneda como medio de pago necesariamente. Es tan poca la recaudación, que sólo alcanzaría para entregar 15 dólares a cada trabajador público y cada jubilado, sin que el Ejecutivo pueda hacer otros gastos.
Suponiendo que el petro tiene un desarrollo tecnológico muy alto, obligar a los usuarios a “tokenizar” su dinero, entonces enfrentará a todos a una cruda realidad económica y no informática, y es que la recesión no la va a resolver una criptomoneda de manera directa.
Una criptomoneda puede ayudar mucho a dinamizar la economía, siempre y cuando funcione como es debido, pero en diciembre de 2019, se vio que el experimento con el “airdrop”, terminó en un estruendoso fracaso, precisamente porque la interfaz es muy deficiente. Aparte que nadie sabe cómo usarla.
Si los informáticos que crean este modelo, son incapaces de lograr una interfaz, que ayude a aliviar los problemas que se generan por la crisis de pagos, con las tarjetas de débito, las fallas de Internet, de telecomunicaciones, la escasez de billetes y la falta de dólares en efectivo, mucho menos podrán estos resolver los problemas estructurales de la economía venezolana.
No hay magia
A Nicolás Maduro “le vendieron humo” y lo compró bien caro. El desarrollo tecnológico de la cadena de bloques puede ayudar a resolver muchos problemas, principalmente la crisis de pagos.
Un desarrollo eficaz permitiría a las personas enviar y recibir “tokens” del PTR con mensajes de texto. Permitiría una segunda capa del desarrollo con operaciones fuera de la cadena, para pagos con dispositivos NFC, para los que no se necesita conexión de Internet, de telefonía y ni siquiera servicio eléctrico, salvo las baterías de los aparatos.
Un desarrollo eficaz sería una enorme solución en Venezuela para pagar gasolina, pasajes y realizar micropagos, en una capa fuera de línea, con conexiones sencillas como por ejemplo dos teléfonos celulares emparejados con Bluetooth.
Aunque muchos de los problemas que agobian a la sociedad venezolana podrían subsanarse o aliviarse con el recurso tecnológico, no es con una criptomoneda centralizada que se resolverá de manera mágica o directa, los problemas estructurales que sufre la destrozada economía venezolana y en este punto, los informáticos quedan fuera del juego. @alexvallenilla