Por: Gerard Páez Monzón
Thomas Homer-Dixon, un hombre del Norte, introduce a la comunidad mundial la teoría que lleva por título este artículo y su libro, definiéndola como: «La brecha crítica entre nuestra necesidad por ideas para resolver problemas complejos y nuestro suministro actual de esas ideas».
Venezuela, gobernarla, es un problema complejo. Se requiere de individuos que puedan suministrar las ideas necesarias que permitan identificar y ejecutar las políticas correctas.
La complejidad exige, a los individuos que la enfrentan: a) Capacidad de imaginación; b) Capacidad de integración de diferentes experticias; y c) Capacidad de empuje llena de autoestima y sangre inquebrantable de guerrero.
La imaginación es fundamental, es en verdad, «más importante que el conocimiento» donde, hoy por hoy se certifica aún más este pensamiento, al contar con la disponibilidad actual de conocimientos a través de Google y las tecnologías, fuentes inagotables. Pero que nadie se confunda, son los conocimientos los que permiten la navegación efectiva de ese cerebro electrónico y son, justamente los conocimientos, los que logran sacar del papel las imaginaciones dibujadas sobre él, «haciéndolas aparecer» como soluciones tangibles para ser aplicadas a la entropía compleja que se enfrenta.
Imaginar ideas es acortar «la brecha de la ingeniosidad», así como cerró Arquímedes la suya, al gritar en la bañera. Se califica aquí como Eureka, a aquélla idea que emerge de la reflexión involuntaria disparada por el estudio disciplinado y el manejo de conocimientos y experiencias por un ser libre de su propio pensamiento. Idea que surja de la reflexión despertada por la fuente del solo sentido común es automáticamente rechazada y descalificada por la inexistencia de experiencia y conocimiento del individuo en su «batir de cobre». No recibe el honor de Eureka. El conocimiento y la experiencia de libre pensamiento son la garrocha sólida para el salto a la imaginación; mientras que el sólo uso del sentido común es un salto al vacío y con los ojos vendados, «un-sea-lo-que-dios-quiera».
Grave y brutal fue la fuente de ideas (?) del triste difunto. Fue un dios en la gerencia a través de la egolatría, soberbia, y del Baba-lao. El ilegítimo es por formación, peor, y en su fuente de ideas hay un pajarito y un Sai-Baba. No fueron o no son individuos que pudiesen compaginar capacidad con reto, por lo que las experiencias que viven son desperdiciadas, así como cuando se intenta bailar tango sin saber, «It takes two…», dice el dicho en mi barrio. Además, se convierten, por la falta de libertad de sus propios pensamientos, en muñecos porfiados moldados con peso de dogma en sus pies.
La integración de experticia es para seres con claridad en las necesidades requeridas por los problemas. Son individuos ocupados de larga data en las áreas a dar soluciones llamados expertos, quienes ven fuera de sus cuerpos el espacio, y todo en el tiempo. Tienen el mejor promedio en acertar en sus decisiones. El triste difunto fue y el ilegítimo es, muy maduro en creer que la integración consiste en enchufar amigos y expertos del juego de las bolas criollas con cerveza en mano, como ministros para remar el barco de gobernar un país. Además, de la estrategia de apagar fuegos en los ministerios, haciéndoles cambiar de puesto de remo entre ellos, y en el fondo todo el pueblo observándolos, como si no los viesen ni oyesen sus conversaciones. En realidad, el pueblo viendo que lo que hacen es un intercambio de interiores sucios entre ellos, sin poder y sin importarles lavarlos, ya que no hay experticia válida en ellos y menos por estar con ambas rodillas al suelo ante Cuba. Mientras que los enchufados roban y regalan descaradamente al país; y son tan huecos, que hasta le gritan a su propio pueblo en su cara: “Hacemos fraude, ¿y qué?», el pueblo en silencio se va convirtiendo en gas metano debido a la “putrefacción anaeróbica” del gobierno.
Triste este país con tan gran brecha actual de la ingeniosidad, crecida exponencialmente en éstos últimos 15 años.
Termino en honor al hombre del Norte con una de sus observaciones: «A medida que la brecha se ensancha, el resultado puede ser la desintegración política y la agitación violenta.» Todo parecido a la situación del país actualmente NO es ninguna coincidencia. Un chispazo sería suficiente para comprobarlo.
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