El Día Mundial del Agua, que se celebra cada 22 de marzo, nos brinda una gran oportunidad para reflexionar sobre la importancia de este recurso y la necesidad urgente de protegerlo. El agua, esencial para la vida en todas sus formas, enfrenta en estos tiempos una situación crítica debido a la sobreexplotación, la contaminación y el cambio climático.
El agua no es solamente un líquido; cubre aproximadamente el 71% de la superficie de nuestro planeta y es fundamental para los ecosistemas, la agricultura, la industria y la salud de las personas. A medida que el mundo se enfrenta a desafíos ambientales y de sostenibilidad, la conservación y gestión del agua se vuelven cada vez mas esenciales. Por ejemplo millones de personas en todo el mundo no tienen acceso a agua potable, lo que provoca enfermedades, desnutrición y pobreza. Además, la escasez de agua impacta la agricultura, la industria y la biodiversidad, amenazando la seguridad alimentaria y el equilibrio ecológico. Por lo tanto, el agua es crucial para la salud humana, la producción de alimentos, la generación de energía y el mantenimiento de los ecosistemas.
Desde una perspectiva meramente humana, el agua es crucial para la agricultura, que representa aproximadamente el 70% del uso global de agua dulce. Sin suficiente agua, la producción de alimentos se ve comprometida, lo que puede llevar a crisis alimentarias. Según la FAO, para el año 2050, se necesitará un 60% más de alimentos para alimentar a una población mundial en crecimiento.
La crisis del agua se manifiesta de varias formas: escasez, contaminación y mala gestión. Según el Informe Mundial de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos, 2.2 mil millones de personas carecen de acceso a agua potable segura, lo que pone en riesgo su salud y bienestar. Además, se estima que cada año, alrededor de 3.5 millones de personas mueren debido a enfermedades relacionadas con el agua contaminada.
Específicamente en Venezuela, la crisis del agua es un reto complicado que va más allá de la simple escasez, involucrando aspectos de infraestructura, gestión y sostenibilidad ambiental. A pesar de que el país tiene abundantes recursos hídricos, millones de venezolanos lidian a diario con la desesperación de no poder acceder a agua potable, un derecho humano fundamental.
La gestión del agua en Venezuela se enfrenta a grandes desafíos, como la falta de planificación a largo plazo, la corrupción y la politización del servicio. Es decir, pareciera que las decisiones que se toman a menudo se basan en intereses políticos en lugar de criterios técnicos, lo que ha llevado a la ineficiencia, el despilfarro y una preocupante falta de transparencia. La falta de una visión integral y la escasa coordinación entre las instituciones solo agravan la situación.
Siendo un poco más precisos, en nuestra ciudad de Mérida, una ciudad que debería disfrutar de la abundancia de agua que caracteriza su entorno montañoso, se enfrenta a una crisis hídrica que revela la fragilidad de un sistema que ha sido víctima del abandono y la desidia. La vida diaria de sus habitantes está marcada por la incertidumbre de un servicio que se ha vuelto un lujo, en lugar de ser un derecho fundamental. La raíz del problema se hunde en la obsolescencia de una infraestructura que, durante décadas, ha sufrido desgaste sin recibir el mantenimiento necesario. Las tuberías corroídas, las plantas de tratamiento inoperativas y las represas que piden a gritos reparaciones son un reflejo de una gestión que ha priorizado la inacción sobre la inversión. Esta negligencia ha llevado a una serie de consecuencias: fugas masivas que desperdician un recurso escaso, interrupciones constantes que perturban la vida cotidiana y una calidad de agua que deja mucho que desear.
En este contexto, los merideños se ven obligados a buscar alternativas precarias para satisfacer sus necesidades básicas. El acarreo de agua desde fuentes no seguras, la compra de agua embotellada y la dependencia de camiones cisterna se han convertido en prácticas comunes, pero son insuficientes. La falta de acceso a agua potable no solo afecta la higiene y la salud, sino que también limita las actividades económicas y genera tensiones sociales
La crisis del agua en nuestra linda ciudad nos lanza un claro mensaje sobre la necesidad de gestionar nuestros recursos hídricos de manera responsable y sostenible. Es fundamental que las autoridades actúen de inmediato, pero también necesitamos que la comunidad se involucre activamente en su conservación. Solo trabajando juntos podremos cambiar esta situación y asegurar que todos tengamos acceso a este recurso esencial, tanto ahora como en el futuro de la ciudad.
El Día Mundial del Agua nos recuerda que todos tenemos la responsabilidad de proteger y conservar este recurso vital. Es hora de que tomemos medidas para reducir nuestro consumo de agua, prevenir la contaminación, gestionar los recursos hídricos de forma sostenible y adaptarnos a los efectos del cambio climático. Asimismo es crucial promover la educación y la concienciación sobre la importancia del agua, así como fomentar la cooperación internacional y la participación de todos los sectores de la sociedad. Este día nos invita a construir un futuro sostenible donde el agua sea valorada y cuidada. Debemos adoptar un enfoque integral y justo en la gestión del agua, que considere las necesidades de las personas y del medio ambiente. Solo así podremos asegurar que haya agua disponible para las generaciones presentes y futuras.
Redacción C.C.
22-03-2025