La crónica menor: 12 de octubre. ¿Para unir o desunir?

Por: Cardenal Baltazar Porras Cardozo…

Hay fechas polémicas porque son susceptibles de diversas lecturas. Lo cual es normal, pero lo que parece inadecuado es empecinarse en posturas extremas que solo sirven para discusiones estériles pues no llevan a nada que favorezca a las actuales generaciones. Hay quienes creen que por negar los hechos se borra la historia. Nada más falaz e improductivo. La llegada de Colón a una tierra desconocida cambió muchas cosas en el mundo. Lo primero, la constatación científica de la redondez de la tierra. Internarse en el mar ignoto no era ir al averno. En segundo lugar, infinidad de asuntos surgieron con nuevos interrogantes. Los seres “racionales” no eran solamente los conocidos hasta entonces. Gente distinta gozaba de las mismas prerrogativas aunque costara entenderlo. Todo tipo de actividad se vio obligada a asumir y cambiar posiciones, la investigación se abrió a campos desconocidos o relegados. Desde la gastronomía hasta la medicina, desde la concepción del espacio hasta una nueva visión de la manera de vivir los humanos.

Por supuesto, lo más polémico, el proceso de conquista y colonización. Con muchos desaciertos y abusos, pero con no pocos logros. Surgió una realidad cultural, una amalgama de usos y tradiciones que configuraron al ser latinoamericano. La absurda diatriba entre los fautores de las leyendas negra y dorada, distorsionaron y lo siguen haciendo, la aceptación de lo que no podemos eludir. Somos así, aunque no nos guste. Acaso podemos negar que buena parte de nuestra cultura es la simbiosis surgida a lo largo de tres siglos, hasta la independencia, y por ser antiimperialistas, querer ser suizos en lugar de habitantes del suelo americano. Quitar las estatuas o descabezarlas no cambia la historia, más bien genera lo peor que hay en nuestro interior, el odio que paraliza y empobrece. ¿Cambiar el nombre de Francisco Fajardo por el del indio Guaicaipuro, mejora la situación del caraqueño de hoy? El primero existió y es, testimonio del mestizaje que surgió, e hizo que hombres y mujeres se comportaran de forma muy variada.

Negar la hispanidad es negarnos a nosotros mismos. El 12 de octubre es y seguirá siendo una asignatura pendiente para aprender del pasado y recrear el presente. Hacer memoria y conocer en profundidad la historia, es, tiene que ser maestra de vida y no mera fiesta hueca de sentido y de trascendencia. “La emancipación dio lugar a un fenómeno partiendo de formas de gobierno autoritarios y dio a luz un pernicioso ciclo de sistemas autoritarios y democracias hasta conformar una condición más o menos revolucionaria como característica regional. Lamentablemente esta inestabilidad permanente que ha caracterizado a hispanos también produce paradojas no muy alentadoras para quienes añoran la estabilidad y el progreso. Simón Bolívar, escribió en 1830: «He mandado veinte años, y de ellos no he sacado más que pocos resultados ciertos….la Gran Colombia caerá infaliblemente en manos de la multitud desenfrenada para después pasar a tiranuelos»”.

“Voto por una hispanidad que celebre la unidad de las naciones en libertad, en justicia, en democracia para así lograr prosperidad y progreso que haría sonreír al caballero de La Mancha y al Libertador por igual. Esa que el venezolano Andrés Eloy Blanco en su Canto A la Madre España, poesía premiada por la RAE en 1923 reza: «Todo el mar de Occidente rebosa de murmullos; el Árbol de la Lengua se arrebuja en capullos, hay en España mimos y en América Arrullos, el mismo vuelo tiendan al Porvenir las dos, y el Mundo, estupefacto, verá las maravillas de una raza que tiene por pedestal tres quillas y crece como un árbol, hacia el cielo, hacia Dios»”

Gastemos las energías en mejorar la calidad de vida de nuestra gente y no perdamos el tiempo con discursos arrogantes que no dejan sino el mal sabor de discurseros sin alma que se regodean en sus ideologías perversas sin importarles la suerte de la gente.

64.- 12-10-2020 (3996)