La crónica menor: El derecho de todos a la alimentación

Cardenal Baltazar Porras

Por: Mons. Baltazar Enrique Porras Cardozo…

La intervención del Papa Francisco a la 39 Conferencia de la FAO se centró en responder al imperativo del derecho de todos a la alimentación, “y los derechos no permiten exclusiones”. No se puede descuidar la obligación de erradicar el hambre y prevenir todas las formas de malnutrición en el mundo. Le preocupa al Pontífice el uso no alimentario de los productos agrícolas y el incremento de los precios de los alimentos con una tendencia al alza, “precios tan volátiles impiden a los más pobres hacer planes o contar con una nutrición mínima”.

“En la finalidad de la FAO, el desarrollo agrícola incluye el trabajo de la tierra, la pesca, la ganadería, los bosques -recordó Francisco-. Es preciso que este desarrollo esté en el centro de la actividad económica; esto significa apoyar una resiliencia efectiva, reforzando de modo específico la capacidad de las poblaciones para hacer frente a las crisis naturales o provocadas por la acción humana”.

El Papa citó también la necesidad de la educación de las personas para una correcta dieta alimenticia. »Sabemos que en Occidente el problema es el alto consumo y los residuos. En el Sur, sin embargo, para asegurar el alimento, es necesario fomentar la producción local que, en muchos países con »hambre crónica», es sustituida por remesas provenientes del exterior y tal vez inicialmente a través de ayudas. Pero las ayudas de emergencia no bastan, y no siempre llegan a las manos adecuadas. Así se crea dependencia de los grandes productores y, si el país carece de los medios económicos necesarios, entonces la población termina por no alimentarse y el hambre crece’. Sabemos que la producción mundial de alimentos es en su mayor parte obra de haciendas familiares. Por eso es importante que la FAO refuerce la asociación y los proyectos en favor de las empresas familiares, y estimule a los Estados a regular equitativamente el uso y la propiedad de la tierra. Esto podrá contribuir a eliminar las desigualdades, ahora en el centro de la atención internacional».

»Las religiones y sus tradiciones -añadió- saben muy bien que la libertad del hambre también significa libertad de los conflictos y prevención de la guerra como recuerda, en las letanías de los santos la Iglesia católica asociando en la invocación: “de la peste, el hambre y la guerra, líbranos Señor”. En la Venezuela actual, sin producción nacional, con escasez de los rubros más elementales, con las colas interminables penalizadas con una serie de restricciones, y con un sistema económico ineficiente, es claro que no vamos por buen camino. Los ciudadanos debemos ser conscientes de ello y actuar en consecuencia. Y como creyentes, la salud propia y la ajena son tareas ineludibles.

28.- 1011-9-15 (2795)