La crónica menor: Paret, pintor de singular ingenio

Por: Cardenal Baltazar Porras Cardozo…

El museo del Prado es una escuela permanente de cultura general a través del lenguaje del arte pictórico. El ofrecimiento constante de exposiciones temporales nos permite conocer lo que muchas veces ha quedado en la sombra por los avatares de los tiempos. De sus propios fondos y de otros coleccionistas nos acercamos a descubrir a Luis Paret y Alcázar (1746-1799), madrileño hijo de un francés al servicio de la corte y de madre madrileña dedicada al servicio doméstico. Tuvo la suerte de una formación desde pequeño que le abrió la posibilidad de cultivar el arte y cultivarse en otras disciplinas. Un hombre, pues, de vasta cultura y genio artístico, considerado como el más notable representante del Rococó francés en España.

Pintor de cámara del hermano menor de Carlos III, el infante Luis Antonio Jaime de Borbón y Farnesio, caído en desgracia por supuestas aventuras amorosas, que lo alejaron de Madrid, desterrado primero en la isla de Puerto Rico y posteriormente en el país vasco, pues tenía prohibición de estar cerca de la corte. Su paso por Italia lo perfiló como un personaje intelectual y políglota lo que le permitió entrar en contacto con obras de diversos autores que ampliaron su horizonte artístico.

Pintor de la vida contemporánea, género poco cultivado en su tiempo, lo convierten en testigo de una época más allá de los cánones clasicistas de entonces. Describe con sensibilidad y naturales las costumbres y comportamientos en distintos escenarios, tales como la plaza de la Puerta del Sol con personajes de todos los estratos sociales. En la etapa bilbaína a su regreso de Puerto Rico deja constancia de su prolífica producción con composiciones y técnicas más avanzadas marcadas por un mayor realismo de la naturaleza y los múltiples pliegues de las telas de sus personajes.

Su obra religiosa es de gran calidad y belleza, como la Virgen María con el Niño y Santiago el Mayor, lel Niño Jesús de la Pasión dormido, el Divino Pastor y una hermosa tela de Santa Lucía. Sus últimos años en Madrid no fueron tan prolíficos como sus etapas anteriores pero se dedicño a realizar dibujos y estampas sueltas.

Como señala uno de sus críticos Paret, hombre de gran cultura, dominaba el latín, el griego, el hebrero y el árabe, no siéndole desconocido el caldeo, y hablaba francés e italiano con soltura. Era un artista de gran talento, dibujante muy correcto, colorista discretísimo y elegante en la traza de sus figuras y composiciones. Sigue siendo un artista poco conocido pero bien vale la pena acercarnos a hombres como él, que querámoslo o no, marcan un momento de la historia plural del arte y la cultura.

41.- 4-8-22 (2705)