La crónica menor: Semana Santa 2019

Por: Cardenal Baltazar Porras Cardozo…

De nuevo la Semana Mayor del año, la Semana Santa, congrega a miles de venezolanos en torno a las tradiciones más sentidas de la religiosidad de nuestro pueblo. El domingo de Ramos de este año contó con la dificultad de encontrar los ramos de palma, que es la usada entre nosotros. Sin embargo, veamos que este domingo se llama de “ramos”, o sea, que cualquier rama es válida para ser bendecida y portada como sacramental al hogar, donde se trenza en forma de cruz y se pone en algún lugar particular como signo de fe y confianza en el Señor. Una de esas bellas tradiciones es la que conservan los “Palmeros de Chacao”. Desde tiempo inmemorial los cofrades de este pueblo convertido hoy en parte de la ciudad capital, suben al Ávila a buscar y recoger las palmas, cuidando su conservación. Se unen la fe y la ecología más el sentido comunitario de aporte generoso para la celebración de la apertura de la semana santa. Pero, las otras parroquias acostumbran a comprarlas para repartirlas a los fieles. Este año, nos encontramos con la sorpresa de que los que las comercian las ofrecían a precios desorbitados y en dólares. Ello nos llevó a recordar que la ceremonia se puede realizar con cualquier rama. Gracias a la inventiva de algunos sacerdotes, encontraron en varios viveros, el obsequio de  una especie de palma parecida a la criolla, que donaron varios camionados de ramos que fueron distribuidos entre las parroquias más necesitadas. Se solucionó así un pequeño impasse producto de la crisis que vivimos.

El Miércoles Santo es tradicionalmente en Venezuela, el día del Nazareno. Después de la devoción al Niño Dios en el pesebre, el Nazareno es entre nosotros la mayor devoción al Señor Jesús de los venezolanos. La mayor parte de las iglesias tienen la imagen del Cristo sufriente cargando la cruz que sale en procesión en la tarde de dicho día. A ello se une la costumbre de pagar o pedir promesa vistiendo el traje morado como señal de identificación con el Nazareno. El más emblemático de todos es el Nazareno de San Pablo que se venera en Caracas desde tiempos coloniales en la Basílica de Santa Teresa y Parroquia de Santa Ana. La afluencia de devotos comienza poco después de la medianoche del martes para el miércoles y se celebra la eucaristía cada hora hasta la salida de la procesión al caer de la tarde. Es famoso también en el llano apureño, el Nazareno de Achaguas, ligado a la gesta independentista. Pero son centenares las procesiones que salen con la imagen del Nazareno en toda la geografía patria.

Hay tradiciones y costumbres ligadas a la fe y que tienen que ver con la gastronomía. En los Andes “los siete potajes”, comida de fiesta con siete platos diversos para conmemorar el jueves santo. En otros lugares, el pastel de morrocoy, o el pescado salado preparado según la imaginación de cada familia y región. La imaginación y el arte se hacen presentes en la elaboración y adorno de los “monumentos” del Jueves Santo por la noche, con la tradición de visitar al menos siete para orar en compañía de los seres queridos. Algunos de estos monumentos son muy visitados por su elaboración y confección, principalmente de nuestras mujeres que ponen lo mejor de sí para honrar el sacramento de la eucaristía.

Este año, la Semana Santa venezolana está unida a la crisis que vivimos. Es tiempo propicio para rememorar que la fuerza de la fe está en la debilidad que se convierte en el ejemplo de Jesús, en sufrimiento y dolor camino para la resurrección y la vida. Es lo que necesitamos para otear un futuro mejor.

19.- 16-4-19 (3597)