Por: Mons. Baltazar Enrique Porras Cardozo…
Los archivos eclesiásticos, y el de Mérida es uno de ellos, es una mina inagotable para el investigador acucioso que busca desentrañar la urdimbre tejida por el acontecer humano en el que se entrecruzan personas e instituciones, culturas diversas, mestizajes de diversa índole que nos regalan el fruto sabroso de la identidad de los pueblos.
La arquitectura y la música como parte de las bellas artes van de la mano para darnos a conocer las modificaciones y alteraciones del medio físico y del intangible mundo de las melodías, la armonía y el ritmo que acompañan la vida cotidiana de la humanidad para darle sentido, belleza y proyección a las acciones humanas. Si ambas, arquitectura y música, forman parte de la querencia del investigador el producto final tiene visos de excelencia.
«Tapiales sonoros», con el subtítulo, “arquitectura y música religiosa en la ciudad de Mérida durante la primera mitad del siglo XIX” de Silvia Andrades Grassi, arquitecto de profesión y cultivadora de la música como pasión y oficio vocal e instrumental desde su infancia, nos descubre el desarrollo de la actividad musical ligada a la arquitectura de los templos donde se desarrolla la actividad litúrgica y devocional, religiosa y civil de la comunidad merideña del tiempo señalado. Es, sin duda, una investigación original y ardua, hecha con maestría al aunar conceptos de disciplinas tales como: la historia, la geografía, el urbanismo, las artes constructivas, la arquitectura, la música y su ejecución ligada a la tradición religiosa católica del período raigal de la identidad cultural republicana.
La Fundación Archivo Arquidiocesano de Mérida se complace en incluirla en la colección Fuentes para la Historia Eclesiástica de Venezuela, número 25. Enorgullece, además, el que se haya realizado con documentación de su repositorio, con tutoría de la institución, y que todo el proceso de levantamiento, arbitraje, diagramación y arte final se haya realizado con los recursos propios, humanos, tecnológicos y financieros, de la institución. Esperamos sirva de estímulo para otras investigaciones que nos haga querer y conocer mejor la herencia que nos dejaron nuestros antepasados, para que busquemos acrecentar la riqueza intangible de la cultura que se ha ido gestando en medio de estas sierras nevadas.
El período comprendido entre el final de la dominación colonial hispana y las primeras décadas republicanas ha dejado huella palpable en varias edificaciones religiosas, que a pesar de acontecimientos naturales, tales como los terremotos y la acción del tiempo; y otras, los eventos producto de la creatividad humana, son hitos que indican la identidad cultural de un pueblo. El edificio religioso, el templo, debe tener entre otras cualidades, capacidad sonora para que los acordes y silencios de voces e instrumentos se hagan presentes y estimulen la alabanza, la alegría, o mitiguen el dolor y las penas.
38.- 7-9-15 (2972)