La crónica menor: Trata de personas

Por: Cardenal Baltazar Porras Cardozo…

“La trata, tercer negocio después de drogas y armas”. Así de simple y no nos puede dejar
impávidos como si se tratara de un asunto que no nos concierne. Al negocio que se esconde detrás de esta monstruosidad está también la conciencia colectiva de que podemos hacer con nuestro cuerpo lo que nos venga en gana. La laxitud en la educación de las nuevas generaciones, y de manera particular, por la mujer, la cuerda más débil y la que más sufre esas consecuencias, a lo que hay que unir la pobreza y las situaciones extremas de desespero por el éxodo masivo como el que vive nuestra población, y por la vista gorda de las autoridades que no ponen coto a esta manera infame de explotación, es una realidad que clama al cielo.

En Venezuela, producto de la tremenda crisis que vive el país, jamás había crecido tanto la trata de personas como negocio bien planificado que pesca en río revuelto, a través de las redes sociales y de la insensibilidad de quienes tienen la obligación de cuidar la salud integral de nuestra juventud.

Las denuncias sobre el número de mujeres jóvenes que caen en este abismo, crecen día a día. No se trata sin más de decir que son personas sin formación o con desviaciones morales. La necesidad leva a situaciones límites en las que quedan atrapadas como verdaderas esclavas del sin sentido de quienes promueven y se lucran de este asesinato de la vida, de los sentimientos y de la esperanza de quienes caen en sus redes.

Aquí entre nosotros se dan casos extremos como el de esa persona que retuvo “encarceladas y esclavas” a dos mujeres, sin que una vez descubierto el crimen se tomaran las medidas pertinentes. La denuncia hace unos meses de la “desaparición” de más de treinta jóvenes en aguas cercanas a la isla de Trinidad ha quedado también en el olvido. En la frontera se multiplica este horrible flagelo, y tenemos testimonio de quienes, engañadas, no encuentran como salir de este abismo porque sin papeles, sin dinero, sin amigos, en tierra extranjera, claman por una ayuda para salir de esta explotación.

Este 8 de febrero, memoria litúrgica de Santa Josefina Bakhita, la joven nativa del Sudán, que le tocó sufrir el secuestro a los siete años, siendo vendida varias veces, con los sufrimientos físicos y morales que pueden destrozar la vida y el futuro de cualquier persona. Encontró en el cónsul italiano en aquella tierra, su verdadero ángel de la guarda que la compró y la llevó a Italia donde comenzó otra vida en medio de una familia que la adoptó como su hija. Más tarde, se convirtió al cristianismo y profesó como religiosa, dando un ejemplo de entrega y servicio a los demás, con un testimonio que la llevó a ser elevada a los altares. El Papa Francisco promovió la Jornada Mundial de Oración y Reflexión contra la Trata de Personas, que tiene en ella un modelo de sufrimiento y de resurrección.

No seamos insensibles ante este flagelo, en el que está en juego la salud de mucha de nuestra gente. Y para aquellos que ven en la prostitución, una salida a su vida afectiva o un negocio lucrativo, y para los responsables de la salud integral de la población, no se puede ser amoral o proclamar que cada quien puede hacer consigo lo que quiera. Necesitamos personas sanas, a quienes la vida les sonría y les brinde oportunidad de ser útiles y libres para el bien.

5.- 9-2-2020 (3371)