En el quinto episodio de la primera temporada del Conversatorio “Un café en el IIES”, se abordó el tema de la dolarización y la desdolarización en Venezuela. En esta oportunidad los académicos Albio Márquez, Douglas Ramírez y Jaime Rivas, economistas conocedores de la teoría y la política monetaria adscritos a la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad de Los Andes expusieron las causas y consecuencias de estos fenómenos, así como de la conveniencia de los mismos para la economía venezolana.
La dolarización de una economía en términos generales se entiende como el proceso mediante el cual la moneda local en un país es sustituida en sus funciones básicas por una moneda emitida por otro país. Se debe tener presente que el dinero en toda economía cumple tres funciones: es medio de pago, es unidad de cuenta y, es reserva de valor. Cuando la moneda local deja de cumplir eficazmente estas funciones, los agentes económicos se ven motivados a sustituir su uso por una moneda extranjera, denominada por muchos, divisas de alta calidad.
Las razones por las cuales el dinero que se emite en la economía en cuestión deja de cumplir eficazmente sus funciones e incentiva el uso de otras monedas, han sido identificadas y expuestas con claridad, según los expertos, en la literatura sobre el tema, y son estas: la inestabilidad económica generada por la ejecución de una política económica irresponsable e ineficiente que termina castigando a los tenedores de moneda local, un tipo de cambio real muy volátil, un mercado interno asfixiado por la falta de liquidez y, poca confianza de los agentes económicos en las instituciones y en las políticas que de ellos emanan.
Afirman los expertos que intervinieron en este episodio del Café en el IIES, que a partir del año 2014 este conjunto de hechos que dan lugar a la dolarización se hicieron presentes, cada vez con mayor fuerza, en la economía venezolana. Por un lado, se fue ejecutando una política fiscal y monetaria que se tradujo en una creciente monetización del déficit del gobierno con el consecuente aumento desbordado de la presión al alza de los precios internos. Esto se tradujo en un proceso hiperinflacionario que pulverizo el poder adquisitivo de la moneda local, el Bolívar. Por otro lado se mantuvo un tipo de cambio sobrevaluado, que ante un proceso inflacionario feroz dio lugar a la apreciación del tipo de cambio real creando con ello incentivos a las importaciones y condiciones de menor competitividad a la producción nacional. A tales circunstancias, hay que añadir los episodios de falta de suficiente dinero local circulante que se hicieron presentes a lo largo de los años 2019 y 2020; así como, la poca credibilidad de los actores económicos en cuanto a las acciones de política económica de las instituciones vinculadas al tema fiscal y monetario.
Por supuesto que a este marco de circunstancias ya de por si caóticas, hay que sumar los efectos nocivos que trajeron consigo las sanciones unilaterales que el Ejecutivo estadounidense colocó a empresas públicas venezolanas como respuesta a la violación de derechos políticos de los venezolanos y que se agudizaron a mediados del año 2017.
Los expertos que intervinieron en la discusión hicieron énfasis en que la dolarización es un proceso, y que como tal tiene fases. Son tres las fases de la dolarización. En la primera fase la divisa de alta calidad (como el Dólar estadounidense) sustituye a la moneda local (Bolívar) como reserva de valor. En otras palabras, los agentes económicos residentes en Venezuela comienzan a ahorrar cada vez más en moneda estadounidense, una conducta que se hizo latente en el país ante las expectativas de recurrentes devaluaciones que se hicieron presentes desde inicios de los años 1980. En una segunda fase se presenta la sustitución de la moneda local como medio de pago, lo que se conoce como sustitución monetaria propiamente dicha o dolarización transaccional. Em el caso de Venezuela esta fase se hizo presente con mayor fuerza a inicios del año 2017 como consecuencia de un proceso inflacionario desbordado. En una tercera fase, los agentes económicos y las transacciones en las cuales están involucrados, se piensan y transan, en su mayoría, en la divisa de alta calidad. En esta fase los precios internos evolucionan cotidianamente en función de cómo evoluciona el tipo de cambio. Esta es la fase en la que se encuentra Venezuela desde inicios del año 2021.
Ahora bien, en opinión de los protagonistas de esta discusión, el tránsito por estas fases no es más que el discurrir por una dolarización parcial. En otras palabras, el transitar por un proceso que es una respuesta racional de los agentes económicos a un conjunto de circunstancias que lo penalizan por mantener entre su riqueza dinero en moneda local. Un proceso que en gran medida es espontaneo, y que pudiera venir acompañado de medidas de política pública que facilitan o impulsan el proceso. Este fenómeno de dolarización parcial se debe distinguir claramente de lo que sería un régimen monetario y cambiario de dolarización oficial. Este último estaría definido como un conjunto de medias que asume un país en términos de la valoración de una moneda o determinación del tipo de cambio respecto a otras monedas. Hasta el momento en Venezuela el Ejecutivo Nacional no ha hecho ninguna manifestación de voluntad orientada hacia la instauración de un régimen de este tipo; el cual traería asociado una pérdida absoluta de soberanía en cuanto al manejo de la política monetaria.
La pregunta esencial en esta discusión, ante los planteamientos hechos sería: ¿le conviene a la economía venezolana seguir avanzando en el proceso de dolarización parcial? O, por el contrario, ¿lo que le conviene es dejar de usar una divisa de alta calidad como patrón de referencia en sus transacciones (despolarizar)? O, ¿lo que conviene es ir a un régimen monetario y cambiario de dolarización oficial?
Según los expertos, lo que conviene es profundizar el proceso de dolarización parcial, siempre y cuando se hagan presentes acciones de política económica que vayan orientadas a fortalecer la estabilidad del tipo de cambio; así como, a devolverle al Banco Central de Venezuela su autonomía, en procura de que cumpla a cabalidad su misión de cuidar el valor de la moneda local. Estas acciones forman parte de la necesaria reinstitucionalización de Venezuela.
Econ. Albio Márquez
Dir. del IIES-ULA
13-08-2023