La evolución empresarial: del capitalismo financiero a los negocios con propósito

Por: Angélica Villamizar…

La concepción del rol de las empresas en la sociedad ha experimentado una notable evolución. Según la emprendedora social Claudia Valladares, inicialmente el paradigma situaba a la empresa como una entidad existente exclusivamente para generar rendimiento financiero. Bajo esta lógica, cuanto más dinero produjera una organización, más exitosa se consideraba. Esta perspectiva, como señala Valladares, representaba la máxima expresión del capitalismo financiero: «las empresas existen para producir plata».

Posteriormente, emergió un segundo polo: la filantropía. Valladares describe este modelo como «derivaciones pasivas a organizaciones benéficas cuando se solicita». Así, nos encontrábamos con dos extremos: empresas dedicadas únicamente a generar riqueza económica y organizaciones volcadas en hacer el bien a través de la caridad.

El panorama comenzó a transformarse, explica Valladares, cuando aparecieron las primeras iniciativas de vinculación con la comunidad. Surgieron donaciones más estratégicas, alineadas con ciertos intereses comerciales, dando paso al marketing social o marketing con causa. Las empresas descubrieron que podían apoyar causas específicas mediante figuras filantrópicas mientras obtenían beneficios reputacionales. No obstante, Valladares aclara que esta aproximación mantenía una separación evidente entre el negocio principal y las acciones sociales.

La evolución continuó hacia lo que Valladares denomina «inversión corporativa en la comunidad», donde las empresas comenzaron a iniciar alianzas estratégicas con su entorno. Este modelo reflejaba un mayor compromiso, ya fuera por conveniencia empresarial o por genuino espíritu social.

Para Valladares, el punto de inflexión llegó con los negocios sostenibles, «donde ya se integra toda esta filosofía en la estrategia del negocio». Ya no se trata de acciones separadas ni de crear fundaciones paralelas, sino de incorporar el impacto positivo en el mismo núcleo de la operación empresarial. La emprendedora destaca: «fíjense cómo ha habido como toda una evolución, desde hacerlo como en silos, a comenzar a hablar de más integración en la sostenibilidad».

El valor compartido y las Empresas B

Sobre el valor compartido, Valladares explica: «ellos planteaban que por cada dólar que una empresa tiene en valor financiero, debería producir el mismo valor en valor social y el mismo dólar en valor ambiental». Paralelamente, destaca el nacimiento de las Empresas B, «empresas que utilizan el poder del mercado para dar solución a los desafíos de la sociedad y del planeta».

Actualmente, señala que en Venezuela hay solo seis empresas B certificadas, mientras que en Latinoamérica superan las 1.300.

Valladares concluye con una poderosa reflexión: «lo ideal es que todo lo que hagamos esté en nuestra estrategia o parta desde la estrategia». Subraya la importancia de que las empresas alineen sus acciones de sostenibilidad con su razón de ser, evitando depender de «antojos» o modas pasajeras.

Para la emprendedora, el futuro pertenece a aquellas empresas que comprendan que su legado no se medirá solo por sus balances financieros, sino por su capacidad de integrar el valor social y ambiental en el corazón de su estrategia empresarial.

02-10-2025 (148-2025)

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