La nueva batalla que tenemos que ganar los venezolanos en el 2020

Hoy celebramos la Batalla de Carabobo que fue, sin duda alguna, una de las principales acciones militares de la Guerra de Independencia de Venezuela y se llevó a cabo en el Campo de Carabobo el 24 de junio de 1821, entre el ejército patriota y el ejército español. 199 años después, los venezolanos están dando una nueva batalla, pero esta vez no es contra el imperio español, sino para impedir el avance de la pandemia desatada por el COVID-19, un virus que se generó en China y que rápidamente se extendió por todo el mundo sin respetar fronteras geográficas, condición social, raza, edad. Nada es intocable para este enemigo microscópico pero altamente contagioso y letal en muchos casos. Por si fuera poco, estamos intentando ganar otra batalla, para que se den las condiciones a fin de poder elegir según nuestros deseos a quien deba llevar las riendas del país. Ya tenemos demasiado tiempo bajo los mismos esquemas que poco a poco han ido acabando con los cimientos donde alguna vez se erigió una nación independiente, libre y democrática. ¿Perfecta? No. ¿Perfectible? Sí.

La complicada batalla venezolana

Este 24 de junio de 2020, Venezuela está inmersa en una problemática generalizada. Ha habido un franco deterioro de las instituciones. La confianza tanto en el gobierno como en los partidos políticos está cada vez más fracturada y la población ya no cree en promesas de ningún bando. En la Venezuela actual el campo de combate está minado de corrupción, de engaños. El hambre ronda como un fantasma todos los rincones. Hay un empobrecimiento generalizado en los estratos sociales. Los sueldos son miserables y la familia venezolana tiene que hacer “de tripas corazones” para sobrellevar la dura y cotidiana realidad.

Venezuela atraviesa en estos momentos un periodo, muy difícil e intrincado, donde no hay la figura de un líder tan eminente como la de Simón Bolívar que nos pueda guiar por senderos de paz y donde el pueblo tenga voz y voto sin coerciones , para así alcanzar una Venezuela de progreso, con igualdad de oportunidades, en la que el tiempo no se pierda en estériles diatribas partidistas e ideológicas. Una Venezuela donde quepamos todos, donde no usemos palabras peyorativas para referirnos a otro compatriota que piense diferente. Una nación soberana donde haya elecciones libres, plurales, limpias y que los contendientes, sean de la tolda política que sea, tengan los mismo derechos y deberes en igualdad de condiciones.

La patria que anhelaban y por la cual lucharon Bolívar, José Antonio Páez, Manuel Cedeño, Santiago Mariño, José Francisco Bermúdez, Pedro Camejo (Negro Primero) y Cruz Carrillo, en el Campo de Carabobo, no es la que esos insignes venezolanos , soñaron , es otra cosa muy distinta.

Estamos de acuerdo con un modelo justo, equitativo, de progreso y dignidad, pero esto que estamos viviendo, definitivamente no lo es. ¿Tenemos patria? No. ¿Queremos patria? sí.

Otros países están logrando contener el virus, otros países que han pasado por inmensas dificultades políticas, económicas y sociales, también han logrado salir airosos. Entonces debemos pensar que con el concurso y la decidía participación de cada uno de nosotros también lograremos la transformación positiva que se requiere con urgencia.

Salvarnos de un contagio por coronavirus, depende casi exclusivamente de cada uno de nosotros y de la obediencia y sentido común que tengamos al acatar las medidas de prevención altamente probadas y difundidas. Con respecto a los otros males que nos agobian todo dependerá de que se alcance un cambio de conducta esencial en los actores políticos que ahora nos gobiernan y también en los que pertenecen a otros partidos llamados de oposición. Un cambio que implique dejar a un lado los personalismos, los deseos de poder, las descalificaciones mutuas. Un reconocer los errores del pasado por ambas partes, y actuar en consecuencia, es decir, actuar por Venezuela y por cada uno de sus habitantes.

Redacción C.C