En la patria de Simón Bolívar la pobreza sigue siendo una patología económica y social cada vez más crónica. Comienzan entonces a venir a la mente tantas inquietudes que deben ser ordenadas para poder comprender las razones que explican el problema de la pobreza. La primera de ellas, ¿Qué es la pobreza? Teniendo como marco el enfoque del Desarrollo Humano, en palabras de Amartya Sen, presentes en una de sus obras más celebres, “La libertad”; la pobreza debe concebirse como la privación de capacidades básicas (libertades básicas) como la salud, la educación, el empleo y los ingresos; así como, la falta de libertad política, presencia de inseguridad e incapacidad de participar; y no meramente como falta de ingresos, Es decir, la pobreza no se centra en lo que la gente puede o no tener, sino en lo que puede hacer y ser.
Esto lleva a considerar a la pobreza como un problema multidimensional, contra el cual se debe luchar buscando las formas de disminuir las privaciones y aumentar las habilidades-capacidades del individuo. Aún y cuando se acepta la naturaleza multidimensional de la pobreza, en esta oportunidad el énfasis en el tratamiento del tema se centra en lo que se ha dado por entender como la pobreza de ingresos. La razón de esta escogencia descansa en el hecho de que, ante un Estado venezolano cada vez menos capaz de proveer bienes públicos de calidad, entre ellos educación y salud, prácticamente obliga al ciudadano a acudir al sector privado de la economía para obtener tales bienes, pero le obliga a ir sometido a una pobreza de ingresos cada vez más aguda. Esto resulta catastrófico si se tiene en cuenta según Sen, la mejora de la educación y la asistencia sanitaria no solo aumenta la calidad de vida directamente sino también la capacidad de una persona para ganarse un ingreso y liberarse, a si mismo, de la pobreza de ingreso.
Ya que el énfasis se ha puesto en la pobreza de ingresos, se hace presente otra interrogante, ¿Cómo se ha ido comportando ésta en tiempos recientes en el país? Según la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI), fuente de información útil ante la ausencia de datos oficiales sobre el tema, en su versión publicada en el año 2022, el porcentaje de hogares considerados pobres en el país ‒hogares cuyo ingreso o gasto per-cápita se encuentra por debajo de USD 1,90 al día‒ ha aumentado de forma sostenida entre 2014 y 2021. En el año 2014 este porcentaje alcanzaba los 39,3 puntos porcentuales, en el año 2021 llegó a ser de 65,2 puntos porcentuales y, en 2022, pasó a ser de 50,5 puntos porcentuales. Aún y cuando la cifra registrada en el año 2022 da muestra de una reducción de la pobreza de ingresos o monetaria, esto no niega la tendencia creciente del número de hogares venezolanos considerados pobres.
Ahora bien, surge otra interrogante, ¿Qué hace crecer la pobreza de ingresos? La literatura sobre el tema afirma que los cambios en esta dimensión del problema tienen que ver con el ritmo de crecimiento de la economía y el comportamiento de la desigualdad de ingresos.
Ya es ampliamente conocido que la economía venezolana ha visto reducir dramáticamente su tamaño. La producción nacional desde el año 2014 viene cayendo de forma sostenida. La caída acumulada de la producción alcanza entre el 74% y el 80% en los últimos 8 años. Esto como consecuencia de una pésima gestión de política pública ante escenarios externos nada favorables. Y a lo cual se suma ya en años más recientes las sanciones unilaterales propiciadas por los Estados Unidos de Norteamérica a la economía venezolano como respuesta a la pérdida de libertades políticas del pueblo venezolano.
A esta catástrofe presente en la producción nacional se le suma un significativo y acelerado crecimiento de la desigualdad de ingresos. Según ENCOVI, la desigualdad de ingresos medida por el Índice de Gini, donde valores cercanos a 0 son sinónimo de menos desigualdad y cercanos a 1 son sinónimo de mayor desigualdad, para el año 2014 alcanzaba para el país el valor de 0,407 y, para el año 2022 el valor ya se ubicaba en 0,603. Lo que da muestra de un crecimiento sostenido de la desigualdad. Esta realidad se percibe aún más dramática cuando se conoce que el ingreso promedio per-cápita del sector más pobre de la población es 70 veces menor al de la población del sector más rico. A esto se le suma que el 40% de los hogares con mayores ingresos se encuentran en Caracas. Y Caracas solo concentra el 16% de los hogares del país. Estas dos últimas evidencias dan cuenta de un proceso de desigualdad de ingresos entre estratos de la población y territorios geográficos. Muchos dirán que esto es común en América Latina, la región más desigual del Mundo. Pero es que Venezuela es actualmente el país con mayor desigualdad de América. Aún y cuando las comparaciones suelen ser antipáticas, suelen ser muy ilustrativas, el nivel de desigualdad en Venezuela es solo comparable con el de Angola, Mozambique y Namibia.
Tomando en cuenta lo antes expuesto. Los hechos llevan a deducir que la pobreza en Venezuela será por un largo período un problema no resuelto. Por un lado, no hay señales de una recuperación económica sostenida, mucho menos cuando no se hace lo requerido para ello. Por otro lado, no se llevan a cabo estrategias dirigidas a disminuir la desigualdad. Tales estrategias deben consistir en producir bienes y servicios sociales que permitan aumentar el capital humano y social de los sectores más empobrecidos. Una tarea cuesta arriba para un Estado cada vez más reducido en lo económico y, cada vez peor administrado.
Econ. Albio Márquez
Director del IIES-FACES-ULA
24-09-2023