Uno de los dones amados por Cristo y aconsejado a hombres y mujeres es el de la amistad.

Después del Retiro Espiritual del Clero local, fui llevado hasta la casa parroquial de la Parroquia Santa Bárbara de Agua Blanca, el 12 de abril de 2025, donde comencé por la Semana Santa el servicio pastoral en dicha jurisdicción eclesiástica, hasta el 02 de octubre de 2025.

Comencé allí una misión prolongada durante cinco meses. Descubrí, pues fue algo novedoso para mí, una rica diversidad multicultural cohesionada en estos aspectos: el religioso, el educativo, el social, el indígena, el ambiental, el poético, el intelectual y el científico.

Estos aspectos constituyen la característica íntima de esta población, y son íntimos porque sus pobladores tienen un modo típico de pensar y actuar.

Una vez aprendido y experimentado, tal concepto de diversidad, según mi modo de entender, erige la expresión natural de la pluralidad del pensamiento, en cuya práctica la cultura de Agua Blanca se enriquece en las vivencias y en los contrastes.

En este contexto, como miembro de la región andina —proveniente de la Arquidiócesis de Mérida— y del ministerio sacerdotal católico, expongo una interpretación inevitable, aunque aún incipiente, de esta cultura que, si bien resulta novedosa para mí, es milenaria para sus artífices por sus raíces ancestrales, y tricentenaria por su fundación. En el breve tiempo que compartí el trazo singular de Agua Blanca, comencé a entrever esa riqueza identitaria que la atraviesa.

Me he interesado en ella observando y aprendiendo cómo conservan su esencia y cómo se proyectan hacia la cultura del porvenir. Descripción definida tanto en el casco central de la ciudad (Gobernación del Estado Portuguesa, 2018, p. 42) como en sus distintos caseríos.

Nuestros ancestros —los considero nuestros porque tanto en los llanos como en los andes son la raíz de nuestra progenie— veneraron el sol, la luna, el día, la noche, representantes para ellos de la fuerza y la fertilidad humanas, y en esta veneración no introdujeron una nueva tendencia folclórica, sino a Quien a estos entes venerados ha dado origen: el Verbo Increado, llamado así por San Buenaventura, es decir: a Cristo Jesús.

A este gran santo, San Buenaventura, lo nombro con devoción, porque fue un hermano de su orden, de la fundada por il Poverello D’Assisi, Fray Miguel de Olivares con indios guamos y atapaimas, el precursor un 29 de noviembre de 1725 de esta comunidad eclesiástica confiada a la intersección de Santa Bárbara.

La relación del hombre con su Creador también se vive con agrado en este singular paraje de la creación.

Esta experiencia de relación íntima pude constatarla tanto en la ciudad como en los caseríos. Con muchas personas católicas compartí la Eucaristía, el sacramento de la reconciliación, del bautismo, el de la unción. Estos, sin duda, orientan hacia el don evocado al principio de esta reflexión: el de la amistad.

Es imperioso reconocerles el trabajo como símbolo de la vida misma; la educación y formación de los niños, jóvenes, adultos, los esplendidos sembradíos de caña de azúcar y arroz, más extensos; ocumo, yuca, topocho, plátano, quinchoncho, de menor cantidad; por supuesto, los rebaños de ganadería tanto mayor, bovinos, equinos, como menor, porcinos, ovinos y caprinos.

Desde luego, lo más resaltante en los hombres y mujeres de la parroquia Santa Bárbara del Municipio Agua Blanca es la calidad de fundirse no primordialmente con la naturaleza, sino en ella con quien se las ha donado: Dios.

De este modo, los grupos de apostolado seglar, los movimientos culturales, por ej. las Locaínas fundadas el 3 de diciembre de 1890, los denominados velorios (asistí al de San Isidro en Quebrada Honda, al de San Antonio en el Pirital), desarrollan escenarios donde dialogar, narrar, cantar, decir, y gesticular, rememoran valores y virtudes acrisolados por sus referentes en el amplio diálogo entre fe y cultura.

Este diálogo incentiva la creatividad de las personas que lo fraguan.

Es una idiosincrasia expresada en imágenes, no sólo en geografía y paisaje. Sin embargo, hay toda una variedad de personas, campesinos, agricultores, artistas plásticos, artistas de canto e instrumentos, profesionales, que entretejen a tenor de la simbología de su lenguaje los paisajes de esta fracción del alma llanera del estado Portuguesa.

En ellos, tanto en lo religioso como en lo social, cultural, se plasma una cartografía afectiva que constituye la fecunda diversidad del modo de ser aguablanqueño. Cartografía afectiva ilustradora de un vínculo muy estrecho con la Iglesia, con la tierra, con la patria.

Es inevitable que en este sentido haya sido un intérprete pasajero, no experto, que ha rastreado en este paraje su estilo propio, devociones, hábitos, costumbres, psicología, cultura y preocupaciones humanas, sociales, intelectuales, económicas, enmarcadas en un entorno geográfico e histórico particular.

Asimismo, es un entorno en donde la voluntariedad, la solidaridad y el saber popular, tanto de los caseríos, (alcance ir a Tocuyano, Pirital, Quebrada Honda, La Esperanza, Santa Ana, Quebraditas, Morrocoy, Chaparrito, El Hato), como el núcleo urbano, se entrecruzan con su singularidad natural y su riqueza ambiental, como manifestación del patrimonio intangible y escenario para la inspiración.

Paso a paso, como frecuentemente me subrayan, los moradores de Santa Bárbara de Agua Blanca, eclesiásticos, civiles, gubernamentales, agricultores, animadores de los caseríos y de los sectores del casco urbano, promueven ideas y proyectos con los cuales armonizar aún más las relaciones Iglesia-sociedad, sociedad-naturaleza, mejorar la calidad de vida, conservar el patrimonio urbano y cultural; es decir, proyectos en los que buscan nutrir con el tesón que les caracteriza: Fe, solidaridad, trabajo, educación, escuela y aprendizaje.

En conclusión, invoco la protección de María, bajo la advocación de Nuestra Señora de la Corteza, de Santa Bárbara, pues con ella la conservación de la comunión Creador-creatura es una actividad consecuente en todos.

Agradezco a Cristo Jesús, pues me ha engendrado en el seno de la parroquia Santa Bárbara de Agua Blanca desde donde nací a esta misión en la Diócesis Acarigua-Araure, y la cual continúo con fe y esperanza en la parroquia Santa Elena de la zona Sur de Acarigua, junto a su feligresía, al Obispo y al clero de la diócesis.

 Referencia:

Gobernación del Estado Portuguesa. (2018). Propuesta del Plan de Ordenación del Territorio del Estado Portuguesa (p. 42). Gobernación del Estado Portuguesa.

https://www.researchgate.net/publication/380940877_PROPUESTA_DEL_PLAN_DE_ORDENACION_DEL_TERRITORIO_DEL_ESTADO_PORTUGUESA

16-10-2025

Pbro. Dr. Horacio R. Carrero C.

horaraf1976@gmail.com