Debido a la escasez de medicamentos, material médico-quirúrgico, equipos con tecnología de punta para realizar pruebas y exámenes, los pacientes con enfermedades crónicas dependen sólo de las manos capaces de los médicos tratantes que bajo una situación de contingencia permanente, intentan a toda costa salvar sus vidas.
Porque, “los médicos estamos acostumbrados a ayudar a mejorar al paciente, a acompañarlo durante su trayectoria de vida, acompañarlo a morir en el caso de que les corresponda morir por ciclo vital o por alguna complicación, pero no que se estén muriendo por el no hay, ¡porque él no hay, mata!”, indicó la doctora María Susana Chuecos adjunta al servicio de neurología en el área de adultos del Hospital Universitario de Los Andes.
Sin embargo la falta de un gran compendio de artefactos en insumos de trabajo hace casi imposible que los galenos cumplan con su labor por ello, los médicos especialistas lamentaron que los pacientes con enfermedades crónicas que estaban sustentados con tratamiento y seguimiento del mismo, ahora estén deteriorados en su estado de salud, así lo dieron a conocer en el programa “La Ciudad en La Radio” conducido por Leo León, en el cual la doctora Mariangelina Lacruz comentó “debemos recordar que las personas que están padeciendo la situación con mayor rudeza son los pacientes con enfermedades crónicas y dentro de esos pacientes están los niños”.
En este sentido el jefe de servicio de la unidad de neurología Hilarión Araujo resaltó que, “no queremos pañitos de aguas calientes sino queremos que se solucionen o que se habrán vías de solución por lo menos, a los diferentes problemas con que contamos”, pues hay enfermedades que requieren de un seguimiento exhaustivo y de un tratamiento continuo del cual en el presente los pacientes no gozan.
Un caso recurrente en el estado Mérida es el de la epilepsia, pues existen alrededor de 7.000 pacientes con epilepsia de los cuales 4.000 son niños, que hoy en día no pueden ser tratados de manera cotidiana ya que “actualmente no hay ninguna farmacia en la ciudad de Mérida que pueda proveer de algún anticonvulsivo”, agregó el doctor Araujo.
Por otro lado, se refirió a que en la ciudad de Mérida deben haber alrededor de 800 casos de la enfermedad de parkinson y en el Estado aproximadamente 3.000 casos, en este inciso, “los pacientes están condenados por el Ministerio de Salud solamente a recibir uno de los medicamentos que tiene Carvidopa y Levodopa esto da al traste a las individualidades de cada paciente”, apuntó.
En consonancia con el lamentable panorama, en la emergencia pediátrica no hay ni Difenil ni Fenobarbital, “si llega un paciente que ha tenido una epilepsia y no ha encontrado el medicamento en la farmacia, por su puesto este paciente debuta o presenta un estado convulsivo”, señaló la doctora Gloria Márquez Belandria coordinadora de consulta externa de neuropediatría. Quien se refirió a la manera en cómo los galenos se han tenido que adaptar a la hora de trabajar y prestar un servicio que depende del Estado.
“Siempre al entubar un paciente hay que realizar una rayos X de tórax la cual normalmente al hacer el paciente debe ser llevado y ser evaluado a través de una placa la cual no existe, el residente debe tener un teléfono de última generación el cual es más caro que el sueldo que gana un residente para poder grabar esa placa”, enfatizó Márquez, quien destacó, “esto no es normal”, palabras que expresó entre sollozos debido al dolor humanos que los galenos sienten al ver la crítica situación del sector salud.
Lawrence Parra- Maria Virginia Venegas – Practicantes CC