Justo hace dos años, el siete de marzo del 2016, hice público que se moría, se secaba la Laguna de Urao, otrora pulmón natural de Lagunillas, Municipio Sucre del Estado Mérida y desde entonces, nada ha cambiado, por el contrario, ha empeorado, muchas posiciones, declaraciones aquí y allá, análisis, estudios, recomendaciones, jornadas de limpieza, pero en resumidas cuentas, el problema de fondo no ha sido atacado, a nada en concreto se ha llegado, la merma de su espejo de agua es prácticamente inminente, este Monumento Natural Merideño, está de metástasis ambiental.
Da pavor observar el estado de sequedad que visualiza la Laguna que fuese todo un orgullo y lugar sagrado de comunidades indígenas que habitaron lo que se conoció como Jamuén, como los fueron, Mucumbú, Guazábara, Quinaroes, Quinanoque, Horcaz, Casés; de los propios Lagunilleros de los Siglos que han transcurrido, hoy por hoy, todo un reflejo de la indolencia e indiferencia oficial.
La Laguna de Urao, sufre de metástasis ambiental, recurso atributo natural turístico recreacional de Lagunillas, Monumento Natural por Decreto No. 172 del 18 de junio de 1979 publicado en la Gaceta Oficial No. 31.760 del 19 de junio de 1979, que tuvo un hermoso espejo de agua salada por el contenido de sesquicarbonato de sodio (urao) y hoy día, de verdad, da pena ajena observar como se seca ante la mirada despreciable indolente, de quienes tienen en sus manos, el poder rescatarla, recuperarla, castigar a quienes han intervenido y bloqueado, sus siete afluentes de agua provenientes del páramo El Tambor, La Calera, La Camacha.
Desaparece el espejo de agua de la Laguna de Urao, no tiene contundentes dolientes que luchen sin descanso, no por ratos o cuando les ponen el dedo en la llaga, por su recuperación, total viven del figurón, de la mentira, de la falsedad, de la promesa política y mientras, este Monumento Natural Andino Merideño Venezolano padece de pánico y metástasis ambiental, se muere a la vista de todos. (Giovanni Cegarra, GC. CNP. 2229).
