El incremento considerable vendedores informales se adueña de las principales calles de la ciudad de Mérida ante el alto índice inflacionario donde el salario no alcanza para cubrir los gastos básicos familiares como alimentación, salud, educación, transporte; muchos padres y madres de familia deben recurrir a alternativas que les permita sobre llevar la crisis.
Solo basta con hacer un recorrido por el centro de la ciudad; no hay esquina donde falte quien te ofrezca producto que quizás no encuentras en los establecimientos comerciales pero que por alguna razón ellos si los comercializan y con sobre precio.
La lista es larga donas, quesos, panes, galletas, platanitos, mangos, pepitos; son solo algunos de los productos que se observan en las mesas y tarantines improvisados en la calle 26 del centro de Mérida en la esquina del cruce Paseo La Feria, frente al estadio de Softbol del Complejo Lourdes.
En su gran mayoría estos vendedores no tienen la permisología respectiva de la gerencia municipal, e incluso sin el debido certificado de manipulación de alimentos y además sin cumplir con las normas de salubridad que por los productos que ofrecen deberían tener para brindar un servicio de calidad cumpliendo con los estatutos que establece la ley.
En un punto en concreto que no supera los 20 metros se encuentran más de 8 vendedores informales, que además obstaculizan la libre movilidad de los peatones ya que ubican en las aceras como de quienes transitan en vehículos pues reducen considerablemente los espacios para el libre tránsito de unidades tanto particulares como taxistas y autobuses que transitan por estas calles.
