La universidad enfrenta una reiterada emergencia, agravada por la asignación de una cuota presupuestaria que la condena a la mengua. Y esa historia no es nueva.
Por eso censuramos a quienes desde la universidad siempre jugaron a la normalidad, haciendo del presupuesto un cajón de sastre para resolver a su medida sus apetitos de poder con candidaturas eternas.
Hoy se impone el sentido común para articular una plataforma que incluya a gremios y autoridades en la defensa de la viabilidad institucional de la universidad. Por ello todos seguirán contando con la APULA incluso los que no conocen el significado de palabras como solidaridad y justicia para defender a la Universidad. Seguimos en la lucha defendiendo la autonomía y un presupuesto justo que permita que la gran institución universitaria siga cumpliendo su especial y trascendente misión.
Debemos aprender de las experiencias. Rechazamos las prácticas de entredevoramiento mientras el gobierno acaba con las universidades públicas y su autonomía. Por ello insistimos que esta es la hora de la unidad.
Sin salarios seguros en el presupuesto la incertidumbre será mayor. Depender de créditos adicionales para cancelar salarios es lo mismo que esperar ganar la lotería para salir de abajo. Sin salarios la universidad no podrá mantener sus puertas abiertas. Esas es la realidad.
