A los venezolanos nos tocó enfrentar esta pandemia de una manera difícil y diferente a los demás países del mundo; nos tocó hacerlo inmersos en una Emergencia Humanitaria Compleja que lejos de haberse resuelto, se complicó aún mas con la emergencia de la COVID-19. En un país donde la escases de medicamentos básicos es enorme, el hecho de tener acceso a una vacuna se puede considerar casi un milagro, es por esto que, ahora que contamos con al menos dos vacunas, cuestionar si debemos vacunarnos o no, es una pregunta un tanto fuera de lugar.
 
Cuando inició la pandemia todos entendimos que las medidas de protección obligatorias eran necesarias, en gran parte porque el bien común era lo importante. Entendimos que en estos casos el bien de cada individuo debe estar sometido al bien colectivo, porque las personas no estamos aisladas, sino insertas en algo mas grande y mas importante que nosotros llamado sociedad.  La vieja discusión filosófica sobre si el bien individual debe prevalecer sobre el bien común no representa aquí ningún dilema porque nos queda claro que, siendo miembros de la sociedad, velando por el bien de los demás estamos velando por nuestro propio bien.
 
Si bien es cierto que no se puede obligar a nadie a vacunarse, pues al ser un procedimiento invasivo, de inoculación de sustancias elaboradas amerita el consentimiento de la persona, también es cierto que rechazarla no constituye un acto de desobediencia o conciencia sino una necedad. Quien se niega a colocarse la vacuna incurre en un acto que algunos pudieran considerar delictivo, ya que los millones de pérdidas de vidas humanas a lo largo de estos meses de pandemia que no pudimos evitar, nos imponen una obligación moral a hacer todo lo posible para evitar que devengan más. La obligación de vacunarnos no es entonces un asunto de política, o un mandato que impone el gobierno, sino un asunto de ética,  
 
Apelemos pues, más a la conciencia ética que al ejercicio de la fuerza pública para salvarnos unos a otros. Que el horror de meses pasados, evidenciado en la muerte de tantos venezolanos, y en el centenar de peticiones de ayuda, a través de plataformas de micro mecenazgo que vemos cada semana, nos conduzca a entender que es en el rostro sufriente del otro donde nace la verdadera razón para vacunarnos, más allá de cualquier otra formulación política o ideológica.
 
Dr. Pedro Fernández
Médico ULAndino-@pedrojfernandezr
13-06-2021