Miércoles Santo, día de reflexión y encuentro espiritual

En el relato neotestamentario de la Semana Santa, después del Domingo de Ramos, el Sanedrín se reunió y conspiró para matar a Jesús antes de la fiesta de Pésaj.​ El miércoles anterior a su muerte, Jesús estaba en Betania, en casa de Simón el leproso. Mientras estaba sentado a la mesa con sus discípulos, una mujer llamada María ungió la cabeza y los pies de Jesús con un costoso aceite de nardo. Los discípulos se indignaron y preguntaron por qué no se vendía el aceite y se daba el dinero a los pobres. ​ Pero Judas Iscariote quería quedarse con el dinero. Entonces Judas fue al Sanedrín y se ofreció a entregarles a Jesús a cambio de dinero. A partir de este momento, Judas buscó una oportunidad para traicionar a Jesús.

La veneración a la imagen del Nazareno, cada Miércoles Santo, es una devoción arraigada entre los venezolanos. En todos los estados, ciudades y localidades de Venezuela el Miércoles Santo se realizan procesiones con la imagen de Jesús cargando la Cruz camino al calvario, la cual se denomina popularmente como «El Nazareno», el cual goza de una gran devoción por parte de los feligreses de todo el país y también de otras partes del mundo.

Este día durante las procesiones se acostumbra que los fieles acompañen la imagen vestidos de color morado, que hace referencia al pasaje del evangelio que indica que a Jesús después de azotarlo le colocaron una corona de espinas y un manto color púrpura, esto lo hacen los fieles para agradecer favores y milagros atribuidos a Jesús Nazareno.

“Miércoles santo, en el que nos aflige, el mal ejemplo de Judas y la confabulación de las autoridades judías, tramaron vender a Jesús a cambio de treinta monedas de plata. La traición, el engaño, el aprovechamiento del otro, nos acosa constantemente y en nuestro egoísmo nos olvidamos del otro, de los otros con quienes no compartimos afectos o con quienes nos sentimos ofendidos.

Pero no podemos ser masoquistas y revolcarnos en un presente oscuro que nos desanima o nos inhibe para no ser, con valentía, los protagonistas y constructores de la paz que necesitamos para vivir mejor y ofrecer a nuestra juventud un futuro de posibilidades y de equidad.

El ejemplo del Jesús sufriente, del Nazareno que llevamos dentro cada uno de nosotros, no lo seguimos para acallar nuestros males, sino para encontrar la fuerza y el coraje de superarlos para que la paz y la concordia reine en el corazón de cada uno y en el corazón de una sociedad más justa y acogedora. La semana mayor es una invitación urgente a la esperanza y a la plenitud de la vida, no a la muerte y a la desesperanza” (Cardenal Baltazar Porras).

Pidamos al Nazareno que llene el corazón de cada venezolano de paz, perdón y reconciliación.

Redacción C.C.-A.V.

27-03-2024