Negociación engañosa

Por: Germán Rodríguez Bustamante…

Las recientes aproximaciones entre representantes del régimen de Maduro y un sector de la oposición venezolana, siembran más dudas que oportunidades ciertas que produzcan un cambio de rumbo. En este momento el gobierno de Macron con la participación del argentino, colombiano y la canciller de Noruega hacen esfuerzos para que las partes retomen el diálogo en México. El objetivo de este acercamiento es buscar un entorno compartido, que lleve a la solución de la crisis humanitaria compleja que vive el país, imposible de resolver con el chispazo de mejora en los niveles de pobreza experimentada en los últimos meses. Existe posiciones opuestas que oscurecen la plática. El régimen demanda la suspensión de sanciones económicas contra el país, contra algunos representantes del poder ejecutivo y la liberación de recursos bloqueados en el extranjero. Por su parte la oposición institucional de reconocimiento internacional, solicita una elección presidencial con garantías y un acuerdo para la recuperación de la institucionalidad perdida.

En el tapete aparece una propuesta del presidente Petro, con varios puntos claves para revitalizar la mesa de dialogo en México. En primer lugar, el desbloqueo de Venezuela, en segundo lugar, una amnistía general y como último punto un pacto de convivencia antes y después de las próximas elecciones. Obviamente los puntos asomados requieren de discusiones y precisiones para que los mismo deriven en soluciones viables. La construcción de la confianza a largo plazo es fundamental y la participación del tercero neutral puede eliminar las emociones de los actores. Lo cierto es que más allá de las declaraciones de las partes y los facilitadores, no hay fecha precisa para retomar el mecanismo de México.

Queda claro para el régimen, que quienes están como representantes de la oposición es un sector y no la totalidad. Con este contacto Maduro consigue el reconocimiento de las instituciones afines y la oposición institucional mantener el apoyo internacional, estas ganancias particulares no garantizan nada en lo absoluto, para resolver el cumulo de problemas que padece el país. Tras los fallidos diálogos de República Dominicana en 2.018, los de Barbados en 2.019 y el congelamiento de México 2.021, este nuevo esfuerzo debe concretarse en soluciones urgentes para la población. De poco sirvió el memorando de entendimiento firmado en el Museo Nacional de Antropología, en Ciudad de México.

Los puntos planteados por Petro y los acuerdos mínimos acordados en México, deben ser la ruta de esta nueva intentona. Los siete puntos sobre: derechos políticos para todos; garantías electorales para todos y cronograma electoral para elecciones observables; levantamiento de sanciones y restauración de derecho a activos; respeto al Estado Constitucional de Derecho; convivencia política y social, renuncia a la violencia y reparación de las víctimas de la violencia; protección de la economía nacional y medidas de protección social al pueblo venezolano; garantías de implementación, seguimiento y verificación de lo acordado. La amnistía general puede incorporarse como uno adicional, ya que los otros dos están contemplados en lo acordado previamente.

Lo cierto es que la crisis humanitaria en Venezuela no ha mejorado, un pequeño resplandor no es suficiente para aliviar el cumulo de necesidades acumuladas. El desánimo más profundo ha ido penetrando los ánimos de millones de venezolanos, quienes a pesar de los riesgos y barreras siguen emigrando. Esta aproximación comienza con expectativas, pero también con muchos recelos. En definitiva, el régimen se percibe como actor de mala fe, por su comportamiento en el pasado, siempre ha utilizado el diálogo político como estrategia para mejorar su imagen internacional y nacional sin asumir ninguna concesión. Con toda seguridad antes de comprometerse en fechas, realizara reuniones internas con otros sectores opositores para alimentar la división, de cara a una elección primarias de los factores que lo adversan.  

Las potencialidades de Venezuela por sus reservas petroleras podrían estar impulsando el interés francés, sin embargo, estas ventajas comparativas deben convertirse en competitivas, con niveles importantes de inversiones. Para que ello ocurra tanto para empresas francesas como internacionales, en la mesa de diálogo debe existir un punto de garantías económicas y jurídicas. La flexibilización económica acometida por el régimen de Maduro, aparece como un cepo para repartirse las empresas mixtas que abandonaron en el país, entre sus cercanos, al mejor estilo de la apertura o nomenclatura rusa. Lo triste es que algunos actores de la comunidad internacional participen en un engaño nuevo, para que el régimen compre tiempo a precio barato, en una negociación que no produzca resultados concretos. Esta negociación puede llevar tiempo y en el trascurso la Tiranía podrá tener alguna justificación, para abandonar la mesa y dejar nuevamente a todos burlados.

La negociación podrá derivar en soluciones concretas para los ciudadanos, si los actores de la comunidad internacional logran comprometer al régimen, y si los actores de la oposición logren una representatividad mayor de los ciudadanos. La ruta electoral debe mantenerse y la selección de un candidato o candidata unitaria, será fundamental para lograr arrinconar al régimen y conseguir mejora en las condiciones electorales. La oposición de reconocimiento internacional debe pasar la página de alacranes y bichos, para incorporar en la mesa una amplia representación de todos los factores que adversan la Tiranía.               

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14-11-2022