Protestas en Argentina por jóven venezolana violada

Una joven venezolana en tierras lejanas, en Buenos Aires, Argentina, fue en busca de trabajo y terminó, aturdida, tendida en el piso, violada, ultrajada, mancillada. Un ser infernal, no se puede llamar de otra manera, desató en ella sus bajos instintos y con premeditación, alevosía, ensañamiento y maldad extrema, perpetró un acto repugnante, valiéndose de la necesidad, la ingenuidad, el desamparo laboral en el cual se encuentran muchos compatriotas que optaron por salir de nuestro país en busca de mejores oportunidades de vida. ¡Qué ironía, qué tragedia! para toda una familia y para esa muchacha que tendrá que cargar sobre su cuerpo y su mente la ignominiosa conducta de un monstruo despreciable, de un engendro de la naturaleza, porque, aquél que es capaz de un ataque carnal contra una joven mujer indefensa no puede llamarse de otra manera. Y si hubiera justicia, sobre él debería caer todo el peso de la ley.

Lo más grave de este caso, que asombra y nos llena de mucha rabia e impotencia, es que, la jueza Karina Mariana Zucconi dejó en libertad al sujeto, desestimó el caso. Nos preguntamos ¿esta señora tendrá madre, hijas, hermanas, sobrinas? Si la víctima fuera un miembro femenino de su familia, o ella misma el objeto de la agresión ¿hubiese actuado de la misma aberrante manera, dejando de condenar severamente a un perverso al cual capturaron infraganti? ¿Qué pasa por la cabeza de esta “dama” para no solidarizarse con la condición de la joven que sufrió uno de los peores abusos que pueden ser cometidos contra un ser humano? ¿Esta decisión tendrá que ver con la xenofobia, que se extiende como una nube negra, contra los venezolanos en otros países? No lo sabemos, y tal vez no logremos conocer los motivos que llevaron a esta “jueza”, a cometer semejante desafuero.

El agresor está libre, y su víctima seguirá presa de pesadillas, de angustias, de problemas psicológicos graves, difíciles de sanar.

Es, sin duda alguna, un camino lleno de espinas el que le toca transitar a esta muchacha venezolana, quien en busca de un trabajo para ganarse el sustento y ayudar a su familia, se topó con un desadaptado que cometió contra ella un acto degradante, la drogó, y desató sobre su cuerpo todos sus bajos instintos.

La injusticia de la justicia.
Este jueves 28 de Enero, caía una lluvia pertinaz sobre la capital Argentina, no obstante un grupo de inmigrantes venezolanos se reunió a las puertas de la tienda de ropa donde fue violada la joven, para posteriormente marchar hacia los tribunales y exigir a la jueza del caso que haga justicia y encarcele al victimario. Bajo la consigna: “Preso el violador”, los manifestantes rechazaron la decisión de la encargada del caso, Karina Mariana Zucconi, quien otorgó libertad al culpable, tras determinar que no tenía antecedentes penales”.

Al parecer, la comunidad argentina no participó o participó muy poco en la protesta. Tampoco se alzaron las voces de los grupos feministas que recientemente celebraban, con bombos y platillos, la ley que despenaliza el aborto. Si estas “miles de argentinas, que se hicieron presentes para corear “¡Ya es ley!”, hubieran acompañado a los venezolanos, en ese acto de hermandad y solidaridad con la venezolana, la presión, ante el injusto proceder de la magistrada , hubiera sido más contundente.

Los venezolanos migrantes han estado sufriendo desprecios en varios países. Son pocos los que tienen una linda historia de acogidas qué contar. Qué tristeza, porque Venezuela en sus mejores tiempos les dio la bienvenida a muchos extranjeros, no solamente latinoamericanos, también de otros continentes.

Los migrantes, siguen huyendo de Venezuela, y aguantan con una estoicidad incompresible, esos pasajes llenos de obstáculos, de fronteras cerradas, de desapariciones forzadas, de humillaciones, de violaciones, de lluvia de piedras y balas con las que los reciben algunos pueblos hermanos, pero ellos, los trashumantes prefieren afrontar ese calvario a regresar a Venezuela, que no les ofrece lo mínimo para sobrevivir.

La reflexión de Ousman
Es importante reflexionar sobre las palabras dichas por Ousman Umar, un africano nacido en Ghana que a los 13 años decidió emprender su viaje al “país de los blancos”, (España), sin conocer el idioma, sin dinero ni educación. Él, que ahora cuenta con dos carreras profesionales y un máster, y fundó una ONG que ha sido premiada por la ONU, publicó un libro de memorias donde cuenta su epopeya para llegar y sobrevivir en España, donde dice: “El blanco es ingeniero y hace aviones no por ser blanco, como yo pensaba al principio, sino porque ha estudiado. Si alimentas la barriga, sacias el hambre un único día, si das educación, estás dando comida para siempre. Esa es la solución. La inmigración se debe solucionar en el país de origen, y se logra con educación”. La caridad no remedia el problema de la pobreza”.

La gente se ha ido de Venezuela por múltiples razones, especialmente la pobreza, la hiperinflación, la falla de servicios públicos, la falta de oportunidades para estudiar y crecer profesionalmente, entre otras calamidades, Pero, si hay un cambio significativo de rumbo en Venezuela, entonces habremos solucionado el problemas de los millones de compatriotas que ya no están y tal vez no haya más jóvenes abusadas y maltratadas en tierras ajenas, porque tendremos una nación con un sistema educativo de calidad. Entonces diremos: “Si Venezuela lo tiene todo y me lo ofrece todo ¿para qué y por qué irnos?
Redacción: .A.E.C.C.

31-01-2021