Obispos Auxiliares, Vicarios Generales y Episcopales felicitaron al Cardenal Baltazar Porras Cardozo

Comunicación de los Obispos Auxiliares, Vicarios Generales y Episcopales en la celebración de los 52 años de Vida Sacerdotal del Cardenal Baltazar Enrique Porras Cardozo.

Al Emmo. Sr. Cardenal Baltazar Enrique Porras Cardozo Arzobispo Metropolitano de Mérida y Administrador Apostólico de la Arquidiócesis de Caracas

Eminencia:

Hace exactamente cincuenta y dos años, Mons. Miguel Antonio Salas para ese entonces, Obispo de Calabozo, de gratísima memoria,  le ordenó sacerdote para siempre.

En estos cincuenta y dos años, Usted, como Sacerdote y luego como Obispo ha trabajado incansablemente por la Iglesia, para llevar a los hombres el evangelio del amor de Dios encarnado en Jesucristo, más allá de todo confín geográfico; Se ha dirigido a jóvenes y ancianos, a ricos y pobres, a gente poderosa y humilde, y ha demostrado siempre —siguiendo el ejemplo de Jesucristo— un amor particular por los pobres y los indefensos, llevando a todos una chispa de la verdad y del amor de Dios.

Ha anunciado sin miedo la voluntad de Dios, incluso allí donde está en contraste con lo que piensan y quieren los hombres. Como el apóstol san Pablo, usted puede decir que no ha tratado nunca de adular con las palabras, que no ha buscado jamás ningún honor de los hombres, sino que ha cuidado de sus hijos como un Padre.

Como san Pablo, también usted se ha encariñado con los hombres y ha deseado hacerlos partícipes no sólo del Evangelio, sino también de  su misma vida (cf. 1 Ts 2, 5-8).

Ha aceptado críticas e injurias, suscitando, sin embargo, gratitud y amor y derribando los muros del odio y la enemistad. Podemos constatar hoy cómo usted se ha entregado con todo su ser al servicio del Evangelio y se ha desgastado totalmente por él (2 Co 12, 15).

En su vida la expresión cruz no es sólo una palabra. Usted se ha dejado herir por ella en el alma y en el cuerpo. Al igual que san Pablo, también usted soporta los sufrimientos para completar en su vida terrena, por el Cuerpo de Cristo que es la Iglesia, lo que aún falta a los padecimientos de Cristo (Col 1, 24).

Eminencia, hoy toda la Iglesia le agradece la entrega de estos cincuenta y dos años. Se lo agradecen también numerosas hermanas y hermanos no católicos, hombres de buena voluntad de otras religiones y convicciones, la gente humilde en las aldeas andinas y en  sectores caraqueños así como le gente de la Academia.

Quisiéramos encomendarlo con nuestra oración a la bondad inagotable de nuestro Señor, que lo ha llamado y guiado a lo largo de todo su camino. Le pedimos que le haga sentir también en este momento la luz de su presencia. Lo saludamos con las antiguas palabras de la oración de la Iglesia:  «Dominus conservet te et vivificet te et beatum te faciat in terra!».

Esta es una bendición que depende también —lo sabemos bien— de la fidelidad de todos nosotros a su persona y a su misión como Sucesor de los Apóstoles.

Con estos sentimientos, le decimos desde lo más profundo de nuestro corazón en nombre de todos del Presbiterio de Caracas:  ¡Felicidades, Eminencia!

Caracas, 30 de julio de 2019

Firman: Los Obispos Auxiliares y Vicarios Generales y Episcopales.