Queridos colegas, amigos, venezolanos y merideños todos:

Hoy, nos reunimos en esta emblemática plaza Bolívar, en un día en el cual no sólo se conmemora la profesión médica, sino que también se celebra la esencia misma del ser venezolano, el compromiso con la vida, la salud, y la dignidad de nuestro pueblo.

En este día del Médico en Venezuela, honramos la labor incansable de aquellos que, con bata blanca como armadura y un estetoscopio como insignia, nos hemos erguido como baluartes de esperanza en medio de la adversidad.

Recordamos la figura del Dr. José Gregorio Hernández, un faro de luz en la oscuridad, un hombre cuya sensibilidad y dedicación al prójimo lo han convertido en un símbolo eterno de la medicina en Venezuela.

Su legado no es solo un patrimonio espiritual, sino un llamado a cada uno de nosotros para que sigamos su ejemplo de amor y servicio.

Hoy, alzamos nuestras voces en homenaje a su memoria, y nos comprometemos a continuar su obra, porque ser médico es más que una profesión, es una vocación que nos llama a luchar por la justicia y la equidad en el acceso a la salud.

En esta lucha, reconocemos que muchos de nuestros colegas han tenido que abandonar nuestras tierras, empujados por la crisis que asola a nuestro país.

Su partida es una herida profunda, un dolor compartido que nos une aún más.

Cada médico que ha emigrado, representa un sueño truncado, una promesa de cuidado y sanación que perdió el país.

Pero su sacrificio no será en vano, porque cada uno de nosotros lleva consigo su espíritu, su pasión y su compromiso con la vida.

Hoy, aquí en Mérida, en esta histórica plaza testigo fiel de hechos que marcaron el devenir, reafirmamos nuestra determinación de ser la voz de aquellos que no pueden alzarla, de ser el abrazo cálido que brinda consuelo a los enfermos y de ser la esperanza que nunca se apaga.

Nuestros pacientes son el centro de nuestra misión, y su bienestar es la razón que nos impulsa a seguir adelante, a enfrentar las adversidades y a luchar por un sistema de salud que garantice la vida y la dignidad de cada venezolano.

No podemos olvidar la estrecha vinculación del gremio médico con la Universidad de Los Andes, una institución que es cuna de profesionales comprometidos con la excelencia y el servicio.

En sus aulas, hemos aprendido no solo la ciencia de curar, sino también los valores de la ética, la solidaridad y la humanidad.

Cada uno de nosotros, formado en sus espacios, lleva el legado de un conocimiento que trasciende las fronteras y se convierte en un estandarte de libertad y democracia.

Hoy, izamos la bandera para recordar que el médico venezolano no se rinde.

Que somos guerreros de la salud, defensores de la vida, y que no descansaremos hasta que cada rincón de nuestra patria tenga acceso a la atención médica que merece.

Que la lucha por la salud es también una lucha por la libertad, una lucha que no se detiene ante la adversidad, ni se apaga ante la desesperanza.

Así que, en este Día del Médico, recordemos que cada consulta, cada diagnóstico, cada tratamiento y cada cirugía, son actos de amor, de compromiso, y de resistencia.

Que en nuestras manos llevamos la vida de nuestros pacientes y, al mismo tiempo, la esperanza de un futuro mejor para todos los venezolanos.

¡Viva el médico venezolano!

¡Viva la salud!

¡Viva la libertad!

10-03-2025