Paraísos económicos 

Por: Germán Rodríguez Bustamante…

En la mayoría de los países del mundo, tener activos secretos en paraísos fiscales o utilizar sociedades en el extranjero con ventajas fiscales no es ilegal, pero la opacidad de estas estructuras tiene el potencial de ocultar irregularidades. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) identifica como paraísos fiscales a aquellas jurisdicciones que cumplen con cuatro factores: impuestos mínimos o inexistentes sobre los ingresos, falta de un sistema para el intercambio de información, falta de transparencia y ausencia de actividades económicas sustanciales en el destino.

Hace dos décadas los frenos políticos eran muy poco para la expansión de estos terrenos fértiles. En la última década el fenómeno dejo de ser tropical, estudios recientes muestran que los paraísos fiscales tienen un impacto mucho mayor al que se creía en la economía global. La lista está cambiando continuamente, a medida que algunas jurisdicciones toman medidas para la normalización bajo presión internacional, y otras comienzan a emerger como nuevos refugios impositivos. Desde los papales de Panamá 2.016, papeles del Paraíso 2.017 y los papeles de Pandora en el marco de la pandemia, son muestra de cómo estas conspiraciones financieras y jurídicas se las arregla, para buscar terrenos fecundos para ocultar dineros de dudosa procedencia.

Lo triste de esta trama es que la recaudación no percibida a nivel mundial puede estar cercana a los 500.000 millones de dólares, y 200.000 millones de estos provienen de países de ingresos bajos, en otras palabras, los países más necesitados son de donde sustraen los dineros. Venezuela aparece en varias investigaciones como una nación de donde algunos corruptos, sustrajeron recursos para ocultarlos. Parte de la tragedia que se vive internamente es fácilmente revelada, por este saqueo consentido del régimen, y la comunidad internacional también contribuye, recibiendo a los saqueadores como embajadores de buena voluntad.

Los corruptos venezolanos de todo tipo, entiéndase políticos, empresarios y militares esconden los capitales en paraísos fiscales, y seleccionan naciones para su retiro dorado convirtiéndolos en paraísos económicos. La delincuencia organizada en Venezuela se beneficia con la impunidad, que les asegura el régimen. El poder judicial venezolano se distingue por ser proclive a la corrupción y carecer de independencia. El Ministerio Público, con regularidad, no ha investigado ni procesado a los actores delictivos que sostienen el sistema imperante en el país. Incluso algunos actores que se beneficiaron con el sistema, participaron en la delincuencia organizada del Estado, han abandonado el país y por los motivos que sean ahora se oponen al mismo sistema o rivalizan con este, obviamente antes se llevaron hasta los platillos.

En la actualidad se encuentran en trámite casos fuera del país, en Estados Unidos y España contra personas presuntamente implicadas en la delincuencia organizada, del Estado de Venezuela que suscitan un particular interés. En primer lugar, al parecer los procesos en los casos más destacados de España fueron impulsados por las autoridades estadounidenses. En segundo lugar, en algunos casos que tramitan en ambos países hay superposición de hechos y personas acusadas por las respectivas autoridades. En tercer lugar, los montos de dinero implicados en las actividades delictivas objeto de los procesos penales en Estados Unidos y España pusieron de manifiesto la magnitud de los activos robados a Venezuela. Lo cierto es que no son todos los que están, ni están todos los que son, existen personajes ocultos en apariencia, pero dándose una vida de jeques y sultanes. A los cuales los gobierno tanto de España como EEUU no le hacen nada. Pareciera investigaciones selectivas para llenar titulares de prensa, sin llegar a poner el riesgo a los personajes que saquearon al país y lo dejaron en la total y absoluta miseria.

El reconocimiento de figuras decorativas y útiles para los intereses internacionales, como el interinato debe trascender a una investigación seria sobre cantidades de corruptos cobijados, ahora bajo un traje de empresarios formales que pagan impuestos. Algunos de ellos investigados y sentenciados, asumen los hechos les retienen una parte del botín, reciben penas bufas y disfrutan del sueño americano, mientras los afectados por el asalto se mueren en el camino en la selva del Darién, o en manos de coyotes en Centroamérica y México. Tanta reciprocidad y reconocimiento es sorprendente.

En España, Italia, Reino Unido y otros países de Europa viven accionistas de empresas saqueadoras de capitales venezolanos, en villas, castillos medievales, viñeros y fincas, participando en regatas, premios de fórmula uno y una que otra extravagancia. Dándose vida de reyes, príncipes, jeques y sultanes sin tener linaje y sangre. El saqueador de PDVSA es un ejemplo vivo, así como los accionistas de Derwick, todos aparecen como contrarios al régimen venezolano, luego de participar en la delincuencia organizada. El fiscal de la corte penal internacional debería investigar a esos personajes, como delincuentes que violaron los derechos humanos de una población indefensa, que como consecuencia de su pillaje no pudo tener salud, educación, alimentación y seguridad. Son tan culpables como quienes asesinaron a estudiantes en el marco de las protestas, no pueden refugiarse, disfrutar de comodidades y lujos negados a los venezolanos en paraísos económicos.                            

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7-11-2022