Por: José Luís Méndez La Fuente…
Las aún humeantes declaraciones del impredecible presidente de Estados Unidos, y decimos impredecible pues aun sabiendo que meterá la pata no hay seguridad de cómo lo hará, han levantado algo más que una polvareda. Nos referimos a sus afirmaciones sobre que París ya no es París, asegurando que la capital francesa no es la misma ciudad de antes, debido a la inseguridad reinante por los atentados terroristas. Algo similar a lo que ya había sugerido días atrás, con respecto a Suecia, refiriéndose a un ataque terrorista supuestamente ocurrido allí, pero que nunca existió; así como con Alemania, a cuyas autoridades ha acusado de no decir toda la verdad sobre el número real de atentados terroristas sufridos hasta ahora.
Si lo dicho por Trump busca tener alguna rentabilidad política de cara a sus planes internos en materia de inmigración, no solo se equivoca sino que también pone en una mas difícil situación sus relaciones con la Unión Europea, ya bastante maltrechas con la posición manifestada por el mandatario norteamericano sobre el Brexit y la OTAN, así como por sus devaneos con Putin, entre otros asuntos, y que ahora se agravarían al meterse con la industria del turismo en Europa, afectando potencialmente a países, además de Francia y Alemania, como España, Italia, Portugal, Grecia, Holanda y la propia Inglaterra, que aunque no continué en la Unión Europea, sigue estando en Europa.
Además, el señor Trump, no está en las mejores circunstancias para calificar a ninguna ciudad o país europeo como de alto riesgo para los turistas, cuando en su país existe el libre tráfico de armas, más grande del mundo. Hecho que el Presidente de Francia François Hollande le acaba de recordar a Trump, al decirle que Francia no hay libre circulación de armas, ni personas que disparan contra la gente indiscriminadamente.
Lo que Hollande en su réplica, bastante moderada por cierto, no le dijo a Trump, es que para el año 2009 se estimó, tomando solo en cuenta las cifras de ventas de armas en tiendas oficiales, pues no existen otras estadísticas, que en el país norteamericano, había unos trescientos diez millones de unidades, entre pistolas rifles y ametralladoras; es decir, algo más de un arma por habitante. Solamente en el año 2013, se vendieron dieciséis millones en ese país, cifra equivalente a más de cuarenta y cuatro mil armas de fuego diarias. Entre 1970 y el año 2015, se calcula que han muerto por su causa casi un millón y medio de personas; esto es, unas noventa y dos personas diariamente. Todo lo cual, convierte a los Estados Unidos en un país altamente peligroso.
Una conclusión aquella forzosamente cierta, si además se toma en consideración, según lo refleja la prensa con demasiada frecuencia, que algunos de esos hechos de violencia, por armas de fuego, suelen ser protagonizados por ciudadanos estadounidenses, generalmente inadaptados de post guerra, como lo era Rambo en la famosa película del mismo nombre o lunáticos sociales o, simplemente, meros imitadores, que tienen un arma a mano en su casa y deciden dispararla un día cualquiera contra una multitud, bien en una escuela, en una fiesta o en una iglesia, como ya ha sucedido.
Lo más grave, es que en muchas ocasiones resultan ser jóvenes y hasta niños quienes tienen esa arma al alcance de su mano, convirtiéndose así, para perjuicio suyo y de sus victimas, en asesinos inesperados.
Pareciera que al señor Trump no le llegan los frentes que ya tiene abiertos con sus vecinos y aliados tradicionales en América y Europa, ni tampoco, los problemas internos que lo rodean. Entre ellos la primera crisis de su recién nombrado gabinete, con la renuncia de su consejero de Seguridad Nacional Michael Flynn al quedar en evidencia que había mentido acerca de no haber tenido contactos con funcionarios rusos; asi como la retirada de la nominación, para Secretario de Trabajo, del ejecutivo de la industria de hamburguesas Andrew Puzder, la cual iba a ser reprobada en la audiencia del senado de los próximos días, al haber reconocido que no pagó impuestos durante los cinco años que tuvo una ama de llaves, viviendo en situación ilegal dentro de los Estados Unidos.
Decíamos en un artículo anterior, que el actual presidente de EEUU era lo más parecido, hasta ahora, a un líder populista de América Latina y cada día que pasa, en vez de desmentir esa apreciación, la confirma. Tanto él, como su gobierno en general, parecen haber salido de una novela de Miguel Ángel Asturias o de Gabriel García Márquez, por solo nombrar a dos de los representantes del “realismo mágico” latinoamericano.
Mientras tanto, las apuestas en el Reino Unido sobre si terminará o no su mandato, están a la orden del día y las probabilidades de que se vaya por renuncia o impeachment subieron en un 48% en algunas casas especializadas, después de declaraciones como las anteriores o de fugas en su equipo de asesores.
Pero si algo es seguro, y apostaríamos siempre por ello, es que Paris siempre será Paris.
@xlmlf