Perspectivas económicas para Venezuela en el 2025 (Parte I)

Para el ya cercano año 2025, quienes analizan el devenir de la economía venezolana auguran una desaceleración de la producción petrolera nacional, que llega a un techo bajo en función de los intereses de muestra dinámica económica. Además se predice una ralentización de la actividad económica en un entorno de mayor voracidad fiscal. Todo esto acompañado de volatilidad en el tipo de cambio y los precios, así como pérdida de poder adquisitivo y devaluación. Cada una de las dimensiones de estas perspectivas se desarrollan a continuación.

Analistas como Graciela Urdaneta vinculada a Ecoanalítica, afirman que este conjunto de expectativas se genera en el marco de una desaceleración de la producción petrolera venezolana. La analista sostiene que el crecimiento promedio de la producción mensual se ubicó para el segundo y tercer trimestre del año 2024 en 1%, mientras que en el primer trimestre estuvo alrededor de 1,7%. Esta ganancia en producción se explica casi en su totalidad por la reactivación de las actividades de las empresas extranjeras involucradas en el sector. Tales empresas están sometidas a limitaciones que le impiden llevar a cabo nuevas inversiones de magnitud significativa que pudieran dar lugar a incrementos mayores de producción. Ante tal circunstancia, la producción mensual estaría tocando para el año 2025 un techo que estaría entre 910 mil y 1 millón 100 mil barriles diarios. Esto siempre y cuando se mantengan las licencias que permiten operar a empresas extranjeras. Pero si las licencias son revocadas la producción mensual se reduciría alrededor de 20 a 25%.

En cuanto al nivel de actividad económica se prevé una desaceleración. Teniendo de fondo el escenario antes descrito para el sector petrolero y ante la presencia de incertidumbre política derivada, por un lado, del inicio de un nuevo período presidencial en el país, sin que la elección de este nuevo gobierno haya recibido el reconocimiento de una buena parte de la comunidad internacional y, por otro lado, el posible cambio de estrategia por parte del nuevo gobierno estadounidense hacia Venezuela, llevan a estimar que el crecimiento de la economía venezolana para el venidero año se ubique alrededor de 2,3%. Valor que resulta inferior a la proyección hecha para el año que está por terminar y que se ubica entre 4,4 y 5,4%. Esta expectativa de crecimiento se da en un contexto donde se ha ido flexibilizando la restricción al crédito interno, pero donde aún persisten importantes limitaciones al respecto. A lo anterior se añade una infraestructura de servicios que se muestra en condiciones desfavorables a una mayor actividad como es el caso del sistema eléctrico nacional, vialidad, suministro de agua y otros. Conviene destacar que si se da una inserción de Venezuela al sistema financiero internacional y el nuevo gobierno acepta condiciones de negociación adecuadas, las proyecciones de crecimiento se ubican en 7%.

La opinión compartida por quienes hacen parte del círculo de análisis de la economía venezolana apunta a que el crecimiento de la actividad económica vendrá acompañado de una mayor recaudación de tributos. El gobierno persistirá en cerrar el déficit fiscal y con ello desestimular el uso del financiamiento monetario que genera inflación. Esto se traduce en la ejecución de una estrategia caracterizada por una mayor voracidad fiscal en una economía mucho más pequeña que años atrás. Por el lado de los ingresos, según lo expuesto por analistas de Ecoanalítica, la tasa efectiva de impuestos sobre ingresos operativos de empresas formales llega al 60%, y no hay señales de que vaya a disminuir. Incluso, se teme por la aprobación de nuevas figuras tributarias como lo previsto en la Ley de Contribuciones Especiales aún en discusión en el parlamento nacional. Esta mayor presión fiscal daría lugar, así como ha sido en años recientes, a que la magnitud de los ingresos tributarios se ubique alrededor del 11% del Producto Interno Bruto.

Por supuesto que las perspectivas respecto al comportamiento del mercado cambiario en el caso de una economía como la venezolana caracterizada por un elevado grado de dolarización transaccional, es un elemento clave para tener una idea de hacia dónde pueden ir en el año 2025 los precios internos y el poder de compra de la población. A este respecto, advierten los expertos que el próximo año estará marcado por una mayor volatilidad en la tasa de cambio y en los precios. Por un lado, se estima que el precio del dólar en el mercado paralelo se ubique al cierre del año 2025 cerca de 91 bolívares. Además se espera que la inflación acumulada al cierre del 2025 se ubique en torno a 60%. Hechos que sin duda alguna deteriorarán aún más el bajo poder de compra de los venezolanos.

Dada la gran atención que este tema reviste para el ejercicio de perspectivas de la economía venezolana, el mismo se abordará a profundidad en una próxima entrega.

Economista Albio Márquez

Director del IIES-ULA

08-12-2024