El Trolebús de Mérida ha entrado en franca decadencia, luego que la crisis del transporte en la ciudad de Mérida se ha intensificado en los últimos meses. El excesivo uso del sistema, la falta de recursos para su mantenimiento y la huída del personal calificado, son las claves de la debacle que atraviesa este servicio público estatal.
Desde la semana pasada el terminal del Trolebús en Ejido se encuentra sin energía eléctrica, la razón es que le hampa se robó el cableado que alimenta a la instalación. En el sistema pensaban reactivar el uso de la tarjeta de pago por contacto magnético a partir del pasado 20 de noviembre, pero no fue posible por la irregularidad.
La crisis que ahora llega a esta obra merideña se traduce en la escasez de unidades. Cada vez se requiere que un bus atienda al menos dos o tres rutas distintas. Los buses cada vez lucen más deteriorados desde el punto de vista mecánico, confort, en su carrocería y sucios. Buses chocados, con vidrios rotos y sin ventanas recorren la ciudad.
Unidades con motores que expulsan humo en grandes cantidades, que sufren recalentamientos y se quedan accidentados a diario en las vías del sistema, entorpecen el buen desempeño.
El terminal en Ejido se mantiene abarrotado, porque aparte de las pocas unidades, en ocasiones no hay suficientes operadores, muchas unidades permanecen accidentadas y una falta de organización hace que muchos buses deban salir a repostar combustible en horas pico, porque el sistema eléctrico dejó de funcionar y las unidades ya no utilizan el armatoste de guayas y metal que recorren desde Ejido hasta Mérida.
Usuarios cochinos
Aparte del caos en la empresa por los pocos recursos que maneja, los usuarios hacen de las suyas y es que en medio del desorden en la empresa, en los andenes del Trolebús las “picheras” a orines impregnan el lugar porque en una de las esquinas han improvisado un urinario al no existir instalaciones sanitarias ni personal para su mantenimiento.
Pleito por cauchos y aceite
El desorden y caos de este sistema de transporte se complica debido a la escasez de repuestos para los autobuses, a pesar de los constantes anuncios en medios de que han recibido dotación de parte del Gobierno central, en este caso persiste una guerra entre la administración saliente y la actual por el control de los insumos como cauchos, aceite de motor, baterías y otros, lo que afecta la calidad del servicio. / Comunicación Continua / AV