Pido la palabra: El mercado de la política

Por: Antonio José Monagas…

Si la política se asienta en la pluralidad de las ideas ante la cual se reconoce la libertad, no es insensato aceptar que la mercadotecnia tiene su más fortalecido asidero teórico conceptual en la amplitud de la política.

El marketing o mercadeo, por razones de inercia empresarial, ha sesgado su comprensión a favor de todo aquello que determina el rendimiento de la producción en relación con los productos, los mercados, la distribución y el servicio al cliente. Generalmente, hablar de marketing obliga a atender los procesos de acompañamiento y complementación asociados a la manufactura o a los servicios, casi que exclusivamente. Poco se alude a las implicaciones del marketing con otros ámbitos de la vida del hombre. 

Todo el discurrir humano se sitúa en medio de un mercado el cual, y dependiendo de las fuerza que lo motoricen, adquiere la connotación que le imprime no sólo la celeridad de los procesos de toda índole que se dan a su alrededor. También, la que le otorga la necesidad y la pertinencia como razones de las cuales se vale el mercado para validar su importancia. Pero asimismo, para sensibilizar gustos, actitudes y disposiciones. 

Es así que se habla de mercado en función de la asignación de recursos pues sujeto a ello, funciona no sólo la economía al disponerse para movilizarse según los recursos concedidos a su dinámica. Es cuando se habla de “economía de mercado”. Pero igualmente se habla de economía “autoritaria” bajo la cual la asignación de recursos es potestativa del poder político cuando impone sus reglas de funcionamiento. 

Por eso en economía es propio de hablar de mercado de capitales, de mercado de trabajo, mercado de compradores, mercado de valores, mercado de vendedores, mercado bursátil, y de mercado laboral, fundamentalmente. Tanto en el ámbito de la economía, como en el correspondiente a la política se conciben otros tipos y categorías de mercado en cuyos espacios adquieren significación intereses y necesidades que configuran una clase determinada de mercado. Se habla entonces de mercado político legal, de mercado político electoral, de mercado político nacional, particularmente.

Sin embargo debe primeramente comprenderse que si la política se asienta en la pluralidad de las ideas ante la cual se reconoce la libertad como el contexto que permite al hombre abrirse el camino de vida que mejor pueda satisfacer su proyecto de vida, entonces no es insensato aceptar que la mercadotecnia tiene su más fortalecido asidero teórico-conceptual en la amplitud de la política. En su manera de darle sentido y valor a la vida, propiamente. 

Si la política se motiva en el espacio (político) que se establece entre los hombres, en medio de sus recíprocas relaciones, asimismo sucede con la mercadotecnia toda vez que ésta adquiere forma y dirección en la medida en que se constituyen dichas relaciones. Por tanto, es posible asentir una equivalencia entre la política que se atiene al mercado de necesidades e interese, y el marketing en tanto que análisis de conveniencias determinadas por el posicionamiento que exige en el mercado de bienes. Es la relación exacta entre los intereses e incentivos tanto del individuo, como de organizaciones y empresas que administran el mercado de bienes.

Justamente, es la situación que identifica lo que acontecen en medio de la política, la economía y la empresa. El triángulo que estos tres elementos configuran, es representativo de la estrecha vinculación que se da entre los mismos y de lo cual depende que las libertades del hombre se comporten de modo congruente con lo que envuelve la vida material. Así los beneficios que se obtengan de un mercado bastante competitivo, se reflejarán en un mercado político marcado por un entorno donde el acceso continuo a dicho mercado simboliza la relación entre calidad de vida y propiedad como tenencia de bienes. 

Por consiguiente, podrá pensarse en mecanismos sociales que canalicen la maximización de esfuerzos. Esto bien pudiera generar un efecto de construcción y consolidación del equilibrio necesario que debe establecerse entre un mercado de bienes y servicios, y un mercado de intereses y necesidades. O sea, atendiendo o procurando comprender las actuaciones de la economía. Todo, en la perspectiva de lo que representa el imbricado y solapado mercado de la política.

“La vida del hombre ocurre en el fragor de un promisorio y alentador mercado. Pero no por ello, deja de ser tan complicado como imprevisible”

AJMonaga