Pido la palabra: Hacer turismo, “menuda” complicación

Por: Antonio Jose Monagas…

No vale concepto de turismo alguno que allane las insuficiencias prácticas que por doquier lucen. Mucho menos, huecas intenciones.

Un fin de semana en la playa, en el llano o en la montaña, sería una alternativa ideal para relajarse, olvidarse de los problemas y hasta para reconocer las culpas y pecados. Sin embargo, el asunto se pone difícil si no son dos o tres escuetos días. Sino una semana, un mes o, inclusive, una temporada más larga. Sobre todo, si se piensa en contratar los servicios de alojamiento en un cómodo resort. O en un confortable hotel fuera del país, lo cual es propio de quien así lo desee. 

Pero justo. Ahí está el meollo del problema. No vale concepto de turismo alguno que allane las insuficiencias que por doquier lucen. Mucho menos, huecas intenciones. Todo pareciera una bufonada confeccionada por la IA. 

¿Quién no ha pensado en conocer ciudades llenas de monumentos y patrimonios colmados de historia o de museos y parques naturales? ¿O simplemente, de disfrutar algún reconfortante paquete turístico ofertado por una empresa de renombre que pueda garantizarle a todos las mejores novedades, eventos y recorridos por parajes geográficos distintos de los usualmente vividos? ¿Por qué no vivir una merecida jubilación en medio de un crucero especialmente diseñado para viajeros de edad avanzada?

Entre avatares turísticos te veas

Si quien así lo decida y tiene la posibilidad de realizar tan hermosos sueños, por derecho propio e inalienable pues la vida es de cada quien. Y cada quien la determina de acuerdo a sus determinaciones y esperanzas. 

Entonces ¿por qué tanto impedimento para ello? ¿O es acaso que tan burdas limitaciones responden al sistema político toda vez que el mismo sistema cree que un discurso es suficiente para lograr lo que promueve? Cuando muchos ciudadanos se hallan sin la capacidad de pago que ello requiere ¿O es que, según criterios políticos, tal problema sería la fórmula más patética de vivir constreñidamente para equilibrar económicamente las penas de quienes no tienen otros anhelos distintos de aquellos más rudimentarios o básicos?

Lo acá imaginado de hacer turismo, parece realmente contrario a toda forma de conducir y de orientar sociedades políticas y económicas, pretendiendo circunscribir las aspiraciones propias de toda persona que manifieste explícita o implícitamente su aprecio por la vida. Por tanto, es injusto cualquier ejecutoria que restrinja tan necesarias e importantes libertades por las cuales toda persona no sólo amplía su visión del mundo. Sino también, afianza más su sentido de las realidades. 

Al cierre

El mundo no se reduce a lo que Venezuela, con toda su naturaleza, ostenta y representa. El mundo es tan vasto y extenso como pueda imaginarse. De forma tal que cualquier acción inducida por realidades torcidas, apuntan a reducir toda posibilidad personal de vivir relativamente bien en la mejor acepción de la palabra. 

Pero como la está la situación económica familiar y personal, habrá conformarse con hacer turismo de “mochila”, de “bicicleta” o “a pie”. O como en los mejores tiempos de Bolívar, “en carreta”. Aunque los caballos de montar se pusieron flacos de la hambruna imperante. Menuda complicación. Sólo quedan las esperanzas de revertir la actual situación respetando el Estado Democrático y Social de Derecho y de Justicia si es que, en verdad, exalta la vida tal como lo expone la Constitución de la República. ¿O es que todo se convirtió en letra sin sentido? Vale entonces asentir lo que destaca el titular de esta disertación cuando destaca: Hacer turismo, “menuda” complicación.

“Cuando el bolsillo aprieta, no vale dinero alguno que alivie las ampollas que brotan en cada pie”

AJMonagas 02-02-2025

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