Pido la palabra: ¿Hacia dónde va la educación?

Por Antonio José Monagas…

El problema surge cuando en la ruta de los cambios, emergen obstáculos al voleo que confunden el esquema de navegación programado.

Intentar resolver tan aguda pregunta, no es nada fácil. Sobre todo, en medio de la acechanza que siembra la incertidumbre. Más, al reconocer que el terreno que ocupa la incertidumbre, activa la imaginación de modo acelerado. Es por la fertilidad que la caracteriza. Aviva la imaginación idónea para construir paradigmas proclives para motorizar nuevos impulsos. Incluso, dispuestos a estimular prevenciones de toda clase. Aunque no por prevenciones que son, imposibilita el desarrollo de nuevas estructuras políticas, sociales o económicas, capaces de motivar actitudes que cimienten nuevos modos de incitar el crecimiento y progreso anhelado, factibles proyectos o modelos de desarrollo.

Pero esa misma incertidumbre que oscurece tantas realidades, igualmente es tierra fecunda para apalancar realidades que, por falta de perspectiva y compromisos serios, son atrapadas por los cambios que ocurren a su alrededor. Y que, sin pretensión de juzgar el objetivo de tales cambios, muchos de los mismos, se conducen en direcciones comprometidas con el desarrollo de los contextos que sirven a la consolidación de sus constructos conceptuales.

¿Dónde se ubican los problemas?

El problema surge, cuando en la ruta de dichos cambios, suelen emerger obstáculos al voleo que confunden el esquema de navegación programado. Esta analogía acá aludida, sirve para representar el problema que alteró el desplazamiento de los cambios figurados en el preámbulo de esta disertación cuando apunta ¿hacia dónde va la educación? Y que, como muestra explicativa, representa el problema de la educación situada en el centro de un mundo inestable. Y no porque la inestabilidad pueda lucir perniciosa. Sino porque las oportunidades que la misma acarrea, no son debidamente aprovechadas. 

De ahí que estas líneas, están dedicadas a revisar el problema que signa la interrogación ¿Hacia dónde va la educación? Aunque su análisis no es nada nuevo, al menos intentará examinarlo. Sólo desde la perspectiva de la política en el contexto de la diversidad o pluralidad humana. 

La ruta a seguir

La filósofa Hannah Arendt, explicaba que “la política reposa sobre un hecho: la pluralidad humana”. Así es posible advertir que, al referirse la política a la colectividad, deberá reconocerse que, por ser el Hombre en el sentido antropológico, la esencia de dicha colectividad, será propio aceptar la naturaleza diferente que caracteriza a cada persona que la integra. Y es el mismo principio que fundamenta la educación. Razón por la cual, la educación se concibe como el proceso enseñanza-aprendizaje que actúa como un derecho humano y deber social fundamental. 

Por ello, la educación se hace acompañar de valores morales y criterios de ciudadanía a partir de los cuales dirige sus esfuerzos institucionales a “(…) desarrollar el potencial creativo de cada ser humano y el pleno ejercicio de su personalidad en una sociedad democrática basada en la valoración ética del trabajo y en la participación activa, consciente y solidaria en los procesos de transformación social (…)” (Del artículo 102 de la Constitución venezolana, 1999). Vale traer a colación esta consideración a los fines de medir los compromisos que el concepto de educación denota ante los problemas que ha provocado la descentrada politización de la educación en todos sus niveles. 

La incógnita en la hipótesis expuesta

Habida cuenta la educación se configura según la orientación política que pauta el modelo ideológico pretendido al cual se subordinan las líneas de desarrollo asumidas a los fines de determinar la gobernanza esperada, tanto como la elaboración de la planificación de la gestión pública correspondiente. En este ámbito de gestión ocurren ciertas implicaciones cuyos resultados, inducen múltiples dificultades. Sus realidades, dan cuenta de lo siguientes problemas:

  1. Una falta de adecuación, cada vez más profunda, entre el modo de organizar la educación en términos de sus componentes curriculares y visiones del mundo actual y realidades que complican los esfuerzos de afianzar la vida estudiantil, profesoral y administrativa exigidas por nuevas formas de progresiva relación educación-entorno socio-económico las cuales comenzaron a delimitar ámbitos cognitivo-prácticos.
  2. Se advierten finas evidencias de un solapamiento transgresor aupado por intereses injustificados que no terminan de comprender el grave conflicto que está dándose entre los surcos que se abren en medio de la intención de alinear el diseño de una “reforma del pensamiento” con el proyecto que podría asegurar el compromiso de llevar adelante la adeudada “reforma de la enseñanza”. (Términos estos aludidos por el educador francés, Edgar Morin, en su libro “La cabeza bien puesta” Buenos Aires, 2002).
  3. Lejos de procurarse superar estos y muchos más problemas que desenfocan el compromiso del Estado en cuanto a asumir la educación “(…) como función indeclinable y de máximo interés en todos sus niveles y modalidades y como instrumento del conocimiento científico, humanístico y tecnológico al servicio de la sociedad”. (Del artículo 102, Constitución nacional, 1999), la situación de la educación tiende a oscurecerse ineludiblemente lo cual se torna peligroso a los objetivos del desarrollo anhelado.

Ya decía quien fuera directora del CENDES-UCV, Dra. Carmen García Guadilla, que la educación está viviendo un momento muy particular en el cual “(…) un modelo de institución educativa está dejando de ser útil y otro modelo está emergiendo (…)”. Y si en realidad tal situación encubre gruesas anomalías, como se infiere de los tantos análisis prospectivos realizados, el problema podría afrontarse. Siempre y cuando puedan despejarse los aprietos que impiden razonar y concienciar algunas de las rutas de excepción que permiten entender las distintas formas de embestir las fuentes del problema.

Hacia una estrategia de factible ensayo

¿Cómo? Haciendo frente a las necesidades que surgen de las nuevas maneras de producir y distribuir conocimientos desde los procesos educacionales encargados a todos sus niveles. Pero, aceptando que las realidades han variado. Que son otras las que imperan hoy imperan pues son distintas de aquellas sobre las cuales, a decir de Peter Drucker, “(…) se siguen escribiendo libros y haciendo discursos los políticos, los economistas, los eruditos hombres de negocios y los dirigentes sindicales” (Aut. cit. Las nuevas realidades. Bogotá, 1999). 

De modo que algunas respuestas a la pregunta que intitula esta disertación, podrían hallarse hurgando el sentido de contrariedad que caracteriza parte de la política que, de acuerdo a Hannah Arendt, la configura “(…) el espacio político que afianza la convivencia humana (…)” Es el espacio que justifica el derecho que tiene cada ser humano a recibir una educación ajustada a las nuevas realidades. Más, porque es el ámbito donde se ambientan las relaciones que determinan el desarrollo del potencial cognitivo que cada persona pone al servicio de la comunidad a la cual se debe. Es la dirección que debe encauzar y estructurar la educación en tiempo presente. En ese curso de valores, acciones y razones, podrán hallarse los elementos de vida política, social y económica que pueden responder la pregunta ¿hacia dónde va la educación?

“Problema difícil: el que compromete desentrañar el futuro de la educación” 

AJMonagas

16-02-2025

“Comunicación Continua no se hace responsable por las opiniones y conceptos emitidos por el articulista”